El teleadicto

Hablar bien

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Asistimos a la entrevista que Jenaro Castro le hizo al chef Martín Berasategui en el interior de uno de sus templos gastronómicos. Allá va una de las frases emblemáticas del suculento encuentro, repleto de ellas. «Cuántas más cosas conseguiríamos si la política pensaría como yo pienso como cocinero: hay que sumar y multiplicar que la vida corre muy rápido».

Ruego la lean muy atentamente si no han encontrado algo extraño en su construcción. Les dejo un par de segundos. Exactamente. Estaba muy claro. El tiempo verbal «pensaría» es incorrecto. Debía haber dicho «pensara». Vuelvan a leer la frase de Martín Berasategui con el «pensara» y comprobarán que todo cobra sentido.

Miles de compatriotas del País Vasco se expresan como él. Emplean los tiempos verbales de este modo cuando hablan en castellano, algo que chirría a los oídos de un oyente que no pertenezca a su comunidad. Ellos tienen tan asumida esta construcción que la han asimilado como normalizada, y como consecuencia, como correcta.

Pero haría falta que un Álex Grijelmo de guardia pusiera orden y concierto en este galimatías. Aquí no puede valer todo. El respeto a las lenguas, a todas las lenguas, es inapelable. Pero conviene aclarar cuándo se hace buen uso de ellas y cuándo no. Y si se hacen excepciones, por qué se justifican.

Lo que no parece normal es que el español sea usado de forma tan distinta por unos hablantes y por otros. Y no me refiero ni muchísimo menos al acento. Tan necesario como el aprendizaje de las lenguas cooficiales es el fortalecimiento de la lengua común, que se pervierte a pasos agigantados. No hay ni un solo programa televisivo que se encargue de divulgar la lengua castellana. ¿Dónde estás, Álex Grijelmo?