¿Hacia dónde va el cine valenciano?

¿Hasta cuándo viviremos de las rentas de Berlanga? ¿Será considerada El cautivo de Amenábar cine valenciano por haberse rodado en nuestro territorio? 

Luis García Berlanga en una imagen de archivo.

Luis García Berlanga en una imagen de archivo. / MONDELO

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Juan Antonio Bardem pronunció en las Conversaciones de Salamanca celebradas en 1955 aquellas frases rotundas: «El cine español es políticamente ineficaz. Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo e industrialmente raquítico». ¿Podrían aplicarse al cine valenciano que se produce 70 años después? Seguramente sí. Tanto como al cine murciano, extremeño, cántabro, riojano, o castellano-manchego. Para realizar un análisis de la cuestión hay que tomar un punto de partida necesariamente autocrítico.

Eso que entendemos como cine valenciano (el producido en la Comunidad Valenciana) todavía camina en precario, sumido en la irrelevancia. Las únicas autonomías que han logrado peso específico en el audiovisual español son Cataluña, el País Vasco, Andalucía y en menor medida Galicia. Baso los parámetros para apuntalar tal afirmación en dos logros: la presencia de sus directores y directoras en festivales de prestigio internacional y en la creación de un sólido tejido industrial.

El caso andaluz demuestra que no hace falta tener una lengua propia para triunfar por la vía de la discriminación positiva a través de subvenciones. El de Galicia evidencia cómo una comunidad con menos de la mitad de habitantes que la valenciana ha sabido posicionarse. Cuestiones para reflexionar desde la misma humildad con la que están escritas estas líneas.

Este es un buen momento para llevar a cabo un balance de lo que ha dado de sí el audiovisual valenciano hasta el momento puesto que nos encontramos en un cambio de etapa muy relevante, de los que suceden cada muchos años. No pretendo hablar en contra de nadie. Más bien aprovecho este relevo en el IVC para que sus responsables realicen un análisis urgente del status quo.

El producto de la Comunidad Valenciana todavía camina en precario, sumido en la irrelevancia

Si algo no falta en la Comunidad Valenciana son asociaciones profesionales. Las hay de todos los gremios. Incluso federaciones que las agrupan. Existe incluso una coordinadora de festivales de cine valencianos. De qué sirve cuando a la hora de la verdad ni siquiera los dos eventos más grandes que se celebran en la Comunidad Valenciana, la Mostra y Cinema Jove, a pesar de su solera, tienen ninguna repercusión fuera de nuestro territorio, y vuelvo a apelar a la humildad. Nuestros festivales se cuentan por decenas, pero basta hacer baremo serio para constatar cómo los que tienen relevancia nacional y prestigio para la prensa especializada son San Sebastián, Valladolid, Málaga, Sitges, Gijón, Sevilla, Huelva y los muchos que se celebran en las ciudades de Madrid y Barcelona, o el Atlántida de Mallorca.

Hagamos un poco de historia. Poniendo las luces largas llegaríamos hasta los años noventa, donde el cine valenciano se desperezaba con figuras como las de Carles Pastor o Pedro Uris. Ni La camisa de la serpiente (1996) ni Satán Café (1994) llegaron demasiado lejos. Una década después, con el Festival de Málaga en marcha, una nueva generación siguió intentándolo con otros títulos. Fue el caso de El hombre de las mariposas (2011) de Maxi Valero, o de José Enrique March, que presentó en el Festival de Sevilla Esperando a Gabriel, pasando de incógnito. Sigfrid Monleón rodó La bicicleta (2006) con Pilar Bardem y después se atrevió con el biopic de Gil de Biedma en El cónsul de Sodoma (2009).

En 2018 la Academia del Audiovisual Valenciano creó los Premios Berlanga, de la que ha celebrado seis ediciones hasta 2023. El largometraje ganador de 2018 fue El desentierro, de Nacho Ruipérez, una película de género que derrapó en las salas, irrelevante para la crítica. En 2019 ganó Vivir dos veces, de la catalana María Ripoll, película protagonizada por Inma Cuesta y el argentino Óscar Rodríguez, valenciana con calzador. En 2020 la ganadora fue La mort de Guillem, basada en hechos reales, más bien una tv-movie encargada al catalán Carlos Marques-Marcet coproducida por TV3 y À Punt. En 2021 el Berlanga a mejor largometraje recayó con justicia en Espíritu sagrado, del ilicitano Chema García Ibarra, un O.C.N.I. (objeto cinematográfico no identificado) cuya identidad daría para un buen debate. En 2022 el premio recayó en la humilde Vasil, de Avelina Prat, que se coló en la sección oficial de la Seminci sustituyendo a La manzana de oro, de Jaime Chávarri, que incumplió las bases del concurso al ser estrenada en Orense antes que en Valladolid. Por último, en 2023 ganó Kepler, sexto B, de Alejandro Suárez, con nefandos resultados en taquilla. Valga como anécdota que durante su semana de exhibición en los cines Aana de Alicante se suprimieron varios pases al no entrar ni un solo espectador a la sala, a pesar del cebo de Karra Elejalde.

En los recientes Goya de Valladolid el único galardón para el cine valenciano se lo llevó el estremecedor documental de Claudia Pinto (venezolana afincada en València) Mientras seas tú, dedicado a la actriz catalana Carme Elías, que relata su proceso de Alzheimer. Durante el fin de semana de su estreno fue vista por 1.638 espectadores.

Recordemos que en 2023 Valencia fue la tercera provincia que más recaudó en taquilla en los cines de toda España y Alicante la cuarta. En territorio alicantino la película solamente se estrenó en Elche el 9 de febrero con un pase diario, con tan mala suerte que la semana consecutiva los estrenos se adelantaron al día de San Valentín, el miércoles 14 de febrero, por lo que totalizó cinco pases.

A la cabeza, vascos y catalanes

Si repasamos la lista de directores de cine vascos y catalanes necesitaríamos una página anexa. Entre los primeros, Zulueta, Erice, Álex de la Iglesia, Pablo Berger, Bajo Ulloa, Urbizu, Koldo Serra, Alauda Ruiz de Azúa, Borja Cobeaga, Julio Medem, Calparsoro, Pedro Olea, Elías Querejeta y su hija Gracia. Catalanes son Ventura Pons, Isabel Coixet, Juan Antonio Bayona, Bigas Luna, Cesc Gay, Mariano Barroso, Balagueró, Oriol Paulo, Carla Simón y la larga lista de novísimas directoras premiadas. En Andalucía están Alberto Rodríguez y Benito Zambrano, que nacieron y pacen allí, creando marca, sello y estilo. Otro tanto ocurre en Galicia con la productora Emma Lustres y directores como Dani de la Torre o Lois Patiño.

¿Y en Valencia, hasta cuándo viviremos de las rentas de Berlanga? ¿Será considerada El cautivo de Amenábar cine valenciano por haberse rodado en nuestro territorio? Urge una reflexión pausada en esta Comunidad donde ya sobrepasamos los 5.300.000 habitantes.