Opinión

Alicante, convidada de piedra

Declaraciones del vicepresidente y conseller de Cultura, Vicente Barrera.

Declaraciones del vicepresidente y conseller de Cultura, Vicente Barrera. / L-EMV

Lloran y se quejan con razón los responsables de los organismos públicos valencianos de los recortes anunciados por el vicepresidente del Consell, a la sazón conseller de Cultura, Vicente Barrera. El revuelo está más que justificado. Lo ilógico habría sido que nadie hubiese reaccionado ante sus palabras.

Llegados a cambios de etapa trascendentales como el presente es cuando constatamos lo poco que pinta Alicante en el tinglado de la cultura autonómica pública.

A la hora del relevo vuelven a quedar expuestas las limosnas con que la Consellería de Cultura tapa la boca a Alicante. Un detalle que no debería pasar desapercibido fue que el delegado del Instituto Valenciano de Cultura de Castellón, Alfonso Ribes, durante la presentación de las Nits al Claustre, con los calores veraniegos, anunció su retirada por no estar de acuerdo con la línea de Barrera. Con sólo 600.000 habitantes, en Castellón se encargaba de dirigir el Teatre Principal de la capital, el Auditorio y el Palacio de Congresos y el Museo de Bellas Artes, más el Palacio de Congresos de Peñíscola. ¿Por qué iba a dimitir entonces su homónima de Alicante, Alicia Garijo, con la programación del Teatre Arniches de la temporada 23/24 terminada, máxime cuando continuaba como jefe del IVC Abel Guarinos?

La comparación ofende. Con sus dos millones de habitantes, y transcurridos 40 años de la creación del Estatuto, la provincia de Alicante sigue siendo para la consellería de Cultura una anécdota. La provincia de València, con el IVAM, el Palau de les Arts o el Festival de Sagunto entre otros totems, se queda con ¾ partes del presupuesto. Sin políticos alicantinos que se revuelvan en sus asientos por ello, sean de una ideología o de otra.