Opinión | EL TELEADICTO

Summers, el rebelde

Cartel del documental "Summers, el rebelde".

Cartel del documental "Summers, el rebelde".

El pasado fin de semana se estrenó solamente en dos salas de cine españolas el largometraje documental Summers, el rebelde, dedicada a la figura de un cineasta inclasificable. El trabajo dirigido por Miguel Olid no se queda en la hagiografía. Manuel Summers, hombre poliédrico, concitó tantas filias como fobias, y al tiempo que películas como La niña de luto o Del rosa al amarillo están reivindicadas como claves en la historia del cine español, a la etapa en la que empleó la cámara oculta para desarrollar experimentos sociológicos como To er mundo es güeno o To el mundo es mejor no le faltaron detractores.

Sea como fuere, la cuestión es que el estreno oficial en salas se saldó con 26 espectadores. Ese es el número de entradas que se vendieron los días 15, 16 y 17 de marzo para ver en pantalla grande el, para mí, muy recomendable trabajo. Por estar participado por RTVE imaginamos que entrará dentro del lote del contenedor de Imprescindibles en una próxima temporada. Pero lo que en su momento veremos por televisión será una versión reducida a 60 minutos, la versión estándar a la que tienen que estar sometidos todos los reportajes que se emiten en este programa.

Ahí viene mi queja. ¿Cómo es posible que una cadena como La 2, que de las 24 horas que tiene el día apenas cuenta con producción propia de estreno para llenar 2 o 3 cada jornada, mutile las producciones originales para ajustarse a unas reglas que ella misma se ha impuesto?

¿Por qué no podremos ver el espléndido documental Marisol, llámame Pepa con los 90 minutos de duración que disfrutamos en Málaga? Ni el de Víctor Ullate, ni el de Summers. Es tan disparatado que mejor no darle vueltas.