Opinión

La corte se desdobla

La corte se desdobla

La corte se desdobla / Elisa Martínez

El tiempo hace milagros. Milagros de verdad, como el que describió el inefable sobrino piadoso del alcalde de Madrid, cuando en declaraciones a los medios atribuyó a un prodigio divino por intercesión de su fallecida abuela que José Luis Martínez Almeida lograra casarse con Teresa Urquijo el sábado pasado, tras un noviazgo de once meses. Del estigma de la soltería ya hablaremos en otro momento, cómo no empatizar con un político que gobierna con mayoría absoluta la capital de España y para su propia familia solo es el pringado impar de todas las celebraciones. Nunca mais en soledad; ha pasado pantalla, que se dice ahora. Que se prepare para la siguiente turra, que inquiere sobre la inminente descendencia. Y los niños para cuándo. Enseguida, lo auguró el propio Almeida en su discurso de bodas, después de abrir el baile con el chotis menos agarrao que se recuerda. Cuando los mande Dios. Ay, los hijos. No siempre llegan cuando quieres ni salen como te los esperas. En el cambio de estado civil del munícipe conservador se reverenció al rey emérito Juan Carlos I, que acudió acompañado de hijas y nietos con la excusa de que la abuela de la novia es prima en tercer grado. Un real ‘porque yo lo valgo’. El monarca pródigo ha vuelto del exilio en el desierto de Abu Dabi, primero tomaremos Sanxenxo, luego conquistaremos Madrid. No compartió misa pero sí mesa con su legítima Sofía. En el próximo convite copetudo del PP no se descarta que una mano misericordiosa siente juntos a la infanta Cristina y a su exmarido Iñaki Urdangarin, cuya condena de cárcel ha expirado esta misma semana. Al fin y al cabo, ha pagado sus delitos, se ha puesto al día con la sociedad, comparten familia numerosa y a todos nos gustan los finales felices.

No sé qué debió pensar de semejante desdoblamiento de la corte española el rey Felipe VI, mientras esperaba el desenlace de la tanda de penaltis en la final sevillana de la Copa que lleva su nombre, o el de su padre, que ya no nos aclaramos. Debió ser un trago observar el despliegue de pamelas, tocados, mantones, corbatas y títulos nobiliarios mientras le rodeaban miles de camisetas de licra de equipos de fútbol. La aristocracia y la oposición mayoritaria gritando viva el rey, y él a tantos kilómetros, rodeado de ministros y presidentes autonómicos.

Cosas veremos. No se trata solo de que la feliz pareja PP-Vox esté desbaratando las leyes de Memoria Histórica, invocando el derecho de la ciudadanía a opinar lo que quiera sobre el pasado, no vayamos a molestar con pequeños detalles como la verdad o el rigor científico. Tantos catedráticos de Historia por la universidad de la vida como cargos públicos ocupan ambos partidos de derechas, yo te voy a decir quien era Carrero Blanco, que comulgaba a diario en la iglesia donde se casó Almeida, o Franco que fundó la Seguridad Social, o los vikingos, qué tíos tan machos, lo vi en un documental. Es que han promulgado además una ley de la Amnesia Colectiva que atañe a ciertas personas en algunos momentos. La cacería de elefantes en Botsuana, las tarjetas black, la investigación de Hacienda, la insigne Corinna, la abdicación de uno, la entronización del otro. Mirando las revistas del corazón de esta semana podríamos pensar que nada de todo eso ocurrió, que el emérito se fue de vacaciones por propia voluntad, se produjo un relevo apacible y la familia se lleva de maravilla. Separados en la boda, pero juntos de nuevo los cuatro reyes y reinas, el lunes siguiente en un funeral.

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