Opinión | EL TELEADICTO

Ortuella

El escritor Fernando Aramburu, fotografiado en Madrid.

El escritor Fernando Aramburu, fotografiado en Madrid. / José Luis Roca

El 23 de octubre de 1980 amaneció un día laborable como otro cualquiera. Acabábamos de estrenar piso de estudiantes en Alicante que había elegido yo mismo, y donde no faltaba un televisor (en blanco y negro, tampoco daban los tiempos para más). Fue viendo la primera edición del Telediario presentado por Clara Francia, mientras comíamos, donde el grupo de compañeros nos quedamos mudos. El informativo abrió con una tragedia que asociaría la localidad de Ortuella, el resto de nuestras vidas, con la explosión fortuita que segó la vida de 50 niños y tres adultos. Yo, tan sensible a los 18 de entonces como en la actualidad, tuve que abandonar la mesa del comedor porque me afectó profundamente.

Fernando Aramburu promociona estos días su nueva novela El niño, inspirada en aquel suceso. En televisión generalista la única entrevista superior a cinco minutos la concedió a Culturas 2, en riguroso directo, el jueves pasado. Pero el horario no pudo ser más criminal. A mediodía. La conversación con Tània Sarrias fue seria y profunda, y en menos tiempo fue imposible decir más. La cuestión es que el programa fue visto por 16.000 espectadores (0,6% de cuota), una audiencia similar a de cualquier televisión local que tenga a público fidelizado. La dirección del programa y la cadena confían en que su contenido se multiplica a través de las redes. No estaría yo tan seguro. Todo lo que no se consume por hábito a la hora en que se emite y queda en el baúl virtual de los asuntos pendientes corre el riesgo de quedar inédito.

Que corren malos tiempos para la cultura ya lo sabíamos. Que íbamos a tocar fondo tan pronto no. ¡Todo esto sin que los estamentos oficiales reaccionen! David Broncano les interesa mucho más.