Me han dicho en medio de una situación especial, que no molesto, y me ha hecho pensar, cuando algo así te sucede, como que lo agradeces, otra cosa diferente es cuando desmerecemos la diaria labor de nuestros médicos de Atención Primaria, doctores que, en algún caso, antes del Covid 19, conocemos en consulta desde hace más de treinta años.

¿Sabéis? Son los mismos médicos de siempre, a los que acudimos con regularidad cada vez que necesitamos su ayuda y experiencia profesional. No es nada justo que paguemos nuestra frustración ante las extraordinarias medidas sanitarias impuestas por la Administración sanitaria. Para nuestros apreciados médicos, también resultó frustrante tener que atendernos a través del teléfono. Su cupo de pacientes se elevó y, en ocasiones centralizamos, descargamos en ellos todo nuestro malestar. ¿Qué no hacen nada? ¿Qué son unos vagos y no saben organizarse?

No sé tú, pero cuando mi médico de Atención Primaria Don José María Navarro se jubile, le echaré muchísimo de menos. Siempre me ha atendido con humanidad, efectividad y profesionalidad, a él he acudido con alegría de verlo, y la angustia que conlleva cualquier enfermedad o dolencia. Nuestros médicos de Atención Primaria no molestan, al contrario, les apreciamos, valoramos y, sobre todo, les necesitamos. Gracias doctores por todos sus servicios y atenciones, pero es que a veces dejamos de ser agradecidos, para convertirnos en algo más que pacientes, y actuamos cuales viles inquisidores.

Dejémonos de mentes embarradas respecto a cómo han desarrollado nuestros médicos su “deslucida” función diaria de atención. Acudían a su consulta con paso firme y predispuestos al trabajo, y les hemos llegado a contagiar de tristeza, pese que siempre nos irradiaron la firmeza de su carácter. Muchas gracias.