Le recuerdo, sonriendo con fingimiento, aferrándose a su Máster que por general a muchos nos sacaba dudas o sonrisas y, enfrentándose a Díaz Ayuso. En ese último detalle, le tengo por valiente, pues fue el único en el PP en plantarle cara a la toda poderosa lideresa, y le cortaron la cabeza. Y quizás por eso la ministra de Justicia dice echar de menos a Pablo Casado. Ya ven, en este PP nadie se aviene a enfrentarse a Ayuso, ni su nada carismático presidente Feijóo, quien con su silenciosa mirada sosiega su espíritu siempre mostrando maneras cautas. Pero más allá de recuerdos que nos traen congoja, Feijóo es de esas personas que no encantan a nadie e intentan sobrevivir a la adversidad.

¿Qué lleva a Feijóo a no contradecirla por sus escandalosas acciones y postura egoísta e insolidaria con el decreto de ahorro energético aprobado por el Gobierno? ¿De verdad es Ayuso quien manda en el partido conservador del PP? ¿Por qué resulta todo el PP tan insensible como su lideresa, olvidando la extrema necesidad del ahorro energético? La guerra la provoca y lidera Putin, pero con posturas tan radicales e insolidarias como las de Ayuso, incluso llegando a denunciar hasta el Constitucional este decreto, a dónde quiere llegar. ¿A la insumisión social de los madrileños, a que el resto de españoles les lleguemos a odiar?

¿Cree acaso Ayuso que los españoles no sabemos soportar algunas contrariedades en estos duros momentos de prueba y vulnerabilidad energética? Los españoles no somos insolidarios, señora Ayuso. Y si se han de apagar algunas luces, pues se apagan, todo en aras a concienciar sobre el uso de esa energía que toda Europa anda muy preocupada por lo del gas, petróleo y la luz. Feijóo, así no. Pon orden y sujeta a esa mujer que parece estar ida de atar.