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Del arte político y la tauromaquia

Del arte político y la tauromaquia

Jugar con el lenguaje tiene estas cosas. No hay que confundir las tareas de investidura con las faenas de embestidura. El toreo tiene mucho de geometría y la gobernabilidad de aritmética parlamentaria. Pero lo que hace grande al arte de Cúchares es lo mismo que agranda el arte de la política, el arte y la ciencia de asegurar la gobernabilidad: el trabajo del torero, su muñeca, su sabiduría, mucho más importante que la bravura del toro y sus acometidas, sus derrotes, sus pitones, su hierro o divisa o, en fin, su falta de nobleza.

Cuadrar las cuentas parlamentarias, para lograr la investidura, en momentos como este, consiste en que el torero pare, mande y temple. Lo contrario es ponerse en manos del toro y eso, amigas y amigos, eso es ganarse, posiblemente, una buena embestida, algo que, una buena afición, evidentemente, no desea. 

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