Luceros nos espera

Tampoco voy a negar lo que es obvio, estoy ilusionada, es inevitable no estarlo. Queda un partido para saber si ascendemos, si vamos a play-off o si nos quedamos por el camino

Celebración de un gol del Hércules frente a la Peña Deportiva en un Rico Pérez imponente.

Celebración de un gol del Hércules frente a la Peña Deportiva en un Rico Pérez imponente. / Pilar Cortés

Ariadna Sellés Pacheco

Me gustaría saber si algún día volveremos a donde se merece este club y esta ciudad que tanto significa para mí. Tengo tantas preguntas sin respuesta, ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?, ¿Cómo ha pasado todo tan rápido?, ¿Cómo de estar en la cima del futbol profesional hemos llegado hasta lo más bajo?, la verdad, no lo entiendo y nunca lograré entenderlo. Esta temporada tengo esperanzas, pero me vuelvo a preguntar, ¿me ilusionarán para que después pase lo mismo de todos los años?, o ¿y si de verdad este es nuestro año? Me encantaría tener una respuesta, pero sí, otra vez no tengo ninguna.

Aunque tampoco voy a negar lo que es obvio, estoy ilusionada, es inevitable no estarlo. Queda un partido para saber si ascendemos, si vamos a play-off o si nos quedamos por el camino. Un partido de infarto, pero esto es ser del Hércules, y sé que este equipo va a luchar por salir de este pozo donde parece que poco a poco se ve la luz. Ser del equipo de tu ciudad es de las cosas más bonitas, un sentimiento único. Donde todos los domingos una ciudad entera se reúne para ir a ver a su equipo a su estadio de primera. Abuelos con sus nietos, contándoles una y otra vez todo lo que han pasado con este equipo; grupos de amigos que debaten si este será nuestro año o no; hermanos mayores con sus hermanos pequeños inculcándoles lo que es ser de este equipo. En definitiva, toda una ciudad unida y alegre de que ese día juguemos, y aunque algunos días salgamos de allí algo más que enfadados, volvemos a ir, con las mismas ganas e ilusión de siempre. Ese es el verdadero significado de ser de un equipo. Sobre todo, lo que más me gusta de ir al estadio es ver el ambiente.

Ver como los más pequeños son felices con solo ver a los jugadores de cerca; ver a personas mayores seguir yendo al estadio desde hace años, en las buenas y en las malas; ver como en general la afición se ilusiona con un solo pase o un regate; ver como un deporte puede mover a toda la ciudad y hacernos tan felices. Pero sin duda lo mejor es cuando marcamos gol, no solo por el hecho de marcar (que ya me da alegría), sino por el ver cómo la gente se abraza, grita, siente los colores, se levanta de sus asientos y empieza a aplaudir, cantar o saltar. Es inexplicable este sentimiento.

Me doy cuenta de que, en ese momento, no hay odio entre las personas que estamos allí, solo felicidad y orgullo de ser del Hércules. Sinceramente nunca pensé que el fútbol me pudiera hacer tan feliz. Amo ser del Hércules y amo mi ciudad. Sé que volveremos, más pronto que tarde. Estoy con vosotros hasta el final. Y cuando esto pase, lo celebraré, no solo por todos nosotros, sino también por mi abuelo, que se hubiera dejado la piel por este equipo. ¡Macho Hércules!