Las caras del fiscal Anticorrupción y del abogado de la Unión de Consumidores (UCE), que ejerce de acusación popular, eran un poema mientras escuchaban a Vicente Vilar desmentirse a sí mismo y negar pagos a Carlos Fabra a cambio de influencias. Según dijo Vilar, se querelló contra el expresidente de la Diputación de Castellón porque se «cabreó» con él por no apoyarle en la denuncia por violar a su exmujer, por la que ahora cumple condena. Sobre los supuestos pagos en negro a la consultora de FabraCarmacas, Vicente Vilar responsabilizó a su exmujer, Montserrat Vives, y a la de Fabra, María Amparo Fernández. Al exculpar al antiguo dirigente del PP de tráfico de influencias y cohecho, Vilar podría tratar de exculparse de estos mismos delitos. Evitaría así una nueva condena que alargue su estancia en prisión, en la que lleva desde 2007. No obstante, alguna de las partes advirtió de que puede haber delinquido por reconocer que denunció hechos falsos. Tras la declaración de ayer, la defensa de Fabra tiene como principal reto contrarrestar las acusaciones de fraude fiscal y ya ha movido ficha para anularlas.

Vicente Vilar dinamitó el juicio del «caso Fabra» al cambiar de versión y proclamar que no dijo la verdad cuando denunció que pagó sumas cuantiosas a Carlos Fabra a cambio de las gestiones que éste realizó ante los ministerios de Agricultura y Sanidad para agilizar las licencias de los fitosanitarios de Naranjax. «No le hice ningún pago directamente a Carlos Fabra. No le pagué ni un duro», aseveró. Según dijo, la interposición de las querellas contra Carlos Fabra fue «fruto de un cabreo» con éste por no apoyarle en el caso de la denuncia por violación. «Es una ensalada de familias. Lo denuncié cuando mi exmujer me denunció por la violación y llamé a Carlos y no me cogió el teléfono. Parece mentira que conociéndome no me llamara para preguntarme qué había pasado. Me cabreé con él y fui a por él. Carlos, vas a por mí, yo voy a por ti». Y añadió: «No voy a meterle en un lío que no se merece».

En su relato inicial, Vilar citó la reunión que mantuvo Fabra en 1999 con el entonces ministro de Agricultura, Jesús Posada, para abordar el bloqueo de la licencia del Abac, uno de los productos estrella de Naranjax. Al poco tiempo, fue autorizado y, según Vilar, Fabra cobró por las gestiones. Ayer el empresario negó que la autorización del Abac fuera gracias a la mediación del político. «Tengo claro que a nosotros se nos concede el registro no por una influencia, sino porque los documentos nos acreditaban», aseveró. Y añadió: «No puedo creer que Fabra y sus muchachos lleguen un día» al despacho del ministro y solventen el problema «porque sino Posada sería un delincuente». La aprobación fue, según la nueva versión de Vilar, por los informes a favor de los técnicos de la Generalitat.

El acusado dijo en su día que tras aprobarse el Abac hubo un pago de 180.000 euros en un maletín, pero ayer cambió el relato y dijo que fue cosa de su exmujer y la de Fabra. «Mi exmujer se lo entregó a Mampa (María Amparo Fernández) porque llegó a la conclusión de que con ella iba a llegar muy lejos», aseveró, desligando la entrega del tema de los fitosanitarios. Vilar también atribuyó a su ex otro supuesto pago de 150.000 euros en bolsas de plástico. Las acusaciones mantienen que Fabra utilizó su consultora Carmacas para camuflar los pagos que realizaba Vilar, con el pretexto de unos informes genéricos. El empresario aseguró ayer que las facturas de Carmacas no corresponden a ningún trabajo y de nuevo culpó a su exmujer. «Los pagos a Carmacas yo no sé por qué fueron. Jamás pacté con Fabra 'me vas a asesorar y yo te voy a dar esto'. Los informes de Carmacas fueron por mi mujer», aseveró.

El abogado de la UCE sacó una carta de Vilar a Fabra en la que el primero acusaba al segundo de haber «cobrado muchos millones a cambio de influencias». Ayer dijo que «no era verdad» y todo era fruto del «cabreo». Vicente Vilar sí que mantuvo que él y Fabra se entrevistaron con la exministra de Sanidad Celia Villalobos para abordar el tema de los fitosanitarios y que ésta les sacó del despacho. También confirmó que estuvo en Moncloa con Fabra y se entrevistaron con el jefe del gabinete de Aznar, Alfredo Timermans.

El cambio de versión de Vilar puede responder a una estrategia para que no le caiga otra condena. Al decir que no pagó nada a Fabra exculpa a éste pero también a sí mismo del delito de cohecho, por el que le piden cuatro años de cárcel.