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«Esto no se arregla en un congreso»

«Esto no se arregla en un congreso»

Dirigentes populares se muestran más que pesimistas ante el futuro del partido

Los populares vivieron ayer otro lunes negro. Uno más en una época en la que se están acostumbrando a protagonizar casi a diario nuevas investigaciones por corrupción política. Este lunes amanecía con la detención de Alfonso Grau, exvicealcalde de Valencia y «ex mano derecha» de Rita Barberá. Imputado en el caso Nóos, Grau fue acusado ayer de presunto delito continuado de cohecho. Su domicilio, ubicado en el centro de la ciudad de Valencia, fue registrado por agentes de la Guardia Civil y uno de los tres fiscales anticorrupción de Valencia.

Pero ahí no se quedaron los nuevos nubarrones que acecharon ayer al PP. Sino que poco después, fuentes de la investigación señalaron -según recogió la Cadena SER- que el expresidente de la Generalitat Francisco Camps había sido el recaudador del dinero de mordidas que iban a parar a distintas cajas «B» que existían en el seno del Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Una de ellas, según esas informaciones, estaría en Alicante. El resto, en Valencia y Castellón.

De hecho, ante las graves acusaciones, el propio Francisco Camps dio ayer un paso adelante para ofrecer su versión, negándolo todo. «Estoy completamente harto de las mentiras e insidias sobre mí. Aunque me han investigado de arriba abajo no hay nada, de nada, de nada, cero», aseguró el exjefe del Consell.

Esta cascada de acusaciones contra personas que recientemente eran «referentes» del PP en la Comunidad cayó ayer como un jarro de agua fría entre dirigentes populares en la provincia de Alicante, que no ocultaban una mezcla de «hartazgo», de «resignación» y de una sensación próxima a la «inmunización». «Es muy difícil convivir con casi un caso diario de corrupción. Estamos en una situación de partido casi imposible de superar. Nos toca aprender a soportar la aparición continua de casos de corrupción... O te inmunizas o no te toca otra que dejarlo», aseguraba ayer un dirigente del PP.

Los populares, sobre todo aquellos que apenas llevan unos años en cargos de responsabilidad institucional, sostenían que el PP tiene que tomar decisiones drásticas, «radicales, por qué no...», para poder sobrevivir a una marea negra que amenaza con no dejar nada limpio en la estructura de la formación de la gaviota, de arriba a abajo, sin excepción alguna.

Cargos del PP admiten haber donado cantidades de dinero -sin especificar- al partido, eso sí, aseguran haberlo hecho siguiendo la legalidad vigente. «Donar no es un delito, siempre que lo declares ante Hacienda», añadía ayer un joven dirigente, cada vez menos bisoño en política y que -según cuenta- nunca ha visto nada «sospechoso» en el partido.

Eso sí, como mucho, relatan lo que han oído en conversaciones informales, pero que niegan haber presenciado. Uno de esos cargos públicos recuerda los cambios de personas que se vivieron recientemente en la sede provincial del PP. «Yo pongo la mano en el fuego por la actual gerente», añadía un alto cargo del PP, que no se atrevía a echar la vista atrás... Y es que no son pocos los que recuerdan los sobres con dinero que se repartían en los congresos multitudinarios que ha ido celebrado el PP en los últimos años en distintos puntos de España. «Eso sí que lo he visto, y yo que me pagaba mi viaje no entendía nada de nada», apunta otro popular, que ayer se mostraba contundente ante el mañana. «El PP tiene ahora varios problemas graves, al margen de la propia corrupción: ha perdido la base ideológica, la marca ya no sirve y la imagen está manchada», relataba ayer un popular alicantino, que -siguiendo una línea más que compartida- no ve con excesivo optimismo el futuro del PP.

De hecho, más de uno ya está buscando una salida profesional para cuando la carrera política, ante la situación que atraviesa el partido, llegue a su fin. «Me da que esto no va a durar muchos años», subrayaba otro dirigente popular, que recordaba recientes palabras de una de las voces autorizadas en la provincia que, en un acto a puerta cerrada y a raíz de la sucesión de casos de corrupción con base en los populares, admitía hace apenas unos días: «Esto no se arregla en un congreso de dos días... Hará falta mucho más». Es decir, que hay un ingente trabajo por delante. Otra cosa es ponerse...

Y es que la recurrente «regeneración» no es una realidad en el PP, como admiten de puertas adentro. «Si queremos sobrevivir, tenemos que llevar a cabo una buena limpieza interna. Hay gente que sobra en el partido», apuntaba ayer otro dirigente, convencido de que sólo una elección abierta -y transparente- de los dirigentes del PP podría salvar unas siglas que -consideran- están heridas de muerte.

Los deseos de «nuevos aires» no se respiraron ayer en PP. La portavoz adjunta, María José Catalá, defendió que la dirección del partido en la Comunidad «ha asumido sus responsabilidades políticas», y reiteró su lucha contra la corrupción. Eso sí, la exconsellera -única voz ayer desde Valencia- matizó: «La corrupción atañe no sólo al PP, sino a partidos que respaldan a la Generalitat». Así, admiten otros cargos del propio PP a micrófono cerrado, será difícil retomar la senda correcta.

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