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La mayoría de los siniestros ocurren en carreteras rectas.

El 35 % de los accidentes de tráfico se debe a distracciones visuales

Una revisión periódica de la vista puede evitar siniestros y detectar posibles problemas

Agosto es el mes por excelencia de las salidas en carretera debido al disfrute de las vacaciones. La mayoría de la información que necesitamos para conducir sin complicaciones proviene de nuestra buena visión, que nos permite detectar cualquier problema. Se calcula que más de un 35% de los accidentes de tráfico se deben a «distracciones visuales» sufridas por el conductor y causadas por diversos motivos. Además, la mayoría de los siniestros tienen lugar en zonas de carretera rectas (por ejemplo en tramos de autovía en los que conducir resulta monótono, nuestra atención se reduce y lo hacemos de manera mecánica, sin fijarnos en lo que sucede a nuestro alrededor) y no en tramos con curvas, en los que nuestros sentidos se activan para adaptarse al terreno y debemos estar atentos a cualquier variación.

Según el doctor Enrique Chipont, director médico de Oftálica, «un ojo sano tendría un campo visual de aproximadamente 180 grados, quedando reducido a la sexta parte -unos 30 grados- cuando se superan los 100 km/hora». A ello se añade el hecho de que al circular por una carretera desconocida, si se padece alguna deficiencia visual (como miopía por ejemplo), la dificultad para leer los carteles informativos o ver anticipadamente las señales de tráfico es mayor, con lo que los despistes podrán resultar definitivos.

Recomendaciones al volante

Debemos comprobar que el vehículo se encuentra en óptimas condiciones de visibilidad: parabrisas limpios, faros alineados y con suficiente intensidad luminosa, etcétera.

Si conducimos de día y bajo los efectos del sol, para evitar deslumbramientos se deben utilizar gafas con un filtro solar adecuado, mejor de color gris y con cristal polarizado por su eficacia antirreflejante.

Quienes han sido sometidos a cirugía ocular (como trasplante de córnea, cataratas, corrección quirúrgica de la miopía, etcétera) deben esperar de 1 a 3 meses antes de volver a conducir.

Los mayores de 55 años con inicio de cataratas o con una miopía muy acusada deben ser cuidadosos, pues aunque no lo perciben, su capacidad visual está reducida (no presentan un 100% de agudeza visual) y, además, se reduce hasta en un 70% durante la noche, por lo que el número de accidentes puede incrementarse.

Quienes padecen la denominada «miopía nocturna» (no se adaptan bien a la oscuridad) ven reducida su agudeza y capacidad visual en ausencia de la luz natural, por lo que deben tenerlo en cuenta si han de conducir por la noche.

Llevar un recambio de gafas correctamente graduadas en función del problema refractivo que se padece (miopía, hipermetropía, etcétera)

Evitar situaciones que produzcan descompensación visual, como la fatiga, el estrés, el consumo de fármacos, etcétera.

Los mayores de 65 años, con glaucoma, miopía o cataratas que reducen la capacidad visual y la posibilidad de reacción ante los imprevistos en las vías de circulación, deben eludir la conducción nocturna.

Quienes padecen problemas de visión de color (daltonismo) deben aumentar las precauciones en caso de lluvia o niebla, ampliando la distancia de seguridad para favorecer su tiempo de respuesta ante cualquier problema imprevisto.

Realiza adecuadamente las pruebas psicotécnicas, pues permiten detectar problemas de visión que al propio paciente le pasan desapercibidos.

El doctor chipont, recomienda realizar una revisión visual al menos una vez al año y siempre antes de iniciar un viaje largo. En ella se puede detectar algún problema incipiente en nuestra capacidad visual y ayudarnos a resolverlo evitando así males mayores.

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