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Oftalmología

Puesta a punto de la vista ante el inicio del curso

Entre los preparativos para el nuevo año escolar es fundamental revisar la visión de nuestros hijos

Puesta a punto de la vista ante el inicio del curso

Un 15% de los niños hasta los 8 años presenta defectos de visión: estrabismo, hipermetropía, miopía y ojo vago son los trastornos más frecuentes. «El diagnóstico y el tratamiento precoz de estas alteraciones resulta trascendental, pues algunos defectos visuales únicamente son reversibles durante los primeros años de la infancia», explica el director médico y especialista en Oftalmología Pediátrica de Oftálica, doctor Enrique Chipont. Una revisión oftalmológica al inicio del curso escolar es importante para el buen rendimiento del curso.

Los problemas visuales afectan a uno de cada cuatro escolares, por esa razón, cuidar de la salud visual de los más pequeños antes de empezar la escuela es fundamental. El enrojecimiento de los ojos, dolor de cabeza o la necesidad de forzar la vista, son algunas de las señales que nos pueden advertir de que el niño tiene algún problema visual. Pero, ¿cómo podemos prevenir estos síntomas?

Hasta que los niños tienen tres años y en el caso de niños sanos, contaremos con la ayuda del pediatra para revisar periódicamente los ojos del niño, teniendo en cuenta el aspecto de sus ojos, su tamaño, la presencia de opacidades o la existencia de estrabismo. Más tarde, cuando los niños ya han cumplido cuatro años y pueden colaborar en la consulta, podremos realizar la primera exploración oftalmológica completa y correcta. En caso necesario y ante la presencia de cualquier anomalía deberán ser vistos por el oftalmólogo con cualquier edad.

El 30% del fracaso escolar está asociado a problemas de visión, por este motivo, el doctor Enrique Chipont, explica que «la mayoría de las veces el niño no ofrece signos de alarma ni se queja, se le tacha de poco trabajador, tiene dificultad en colorear los dibujos sin salirse de la línea, lectura lenta y guiada con el dedo, cabeza pegada al papel, de fácil distracción, poco constante y con bajo rendimiento escolar puede ocultar, en ocasiones, alguna afección visual que no permite al niño llevar a cabo sus deberes escolares, por lo que es aconsejable ser examinado por el oftalmólogo pediátrico».

Las principales revisiones

El pediatra es el responsable de la primera exploración del recién nacido y de su inmediata evolución. Los educadores y pedagogos pueden ser de gran ayuda para detectar problemas en estas tempranas edades. El oftalmólogo pediátrico debe realizar una exploración a los tres años, aunque no haya ningún síntoma, y otra a los 5 ó 6 años, antes de la maduración del sistema visual. En los recién nacidos y lactantes los síntomas y signos que deben llamarnos la atención son: pupila de color blanco, tendencia a torcer los ojos y movimientos rápidos y rítmicos de los mismos. «Cuando el niño ya es algo mayor, los síntomas más frecuentes son guiñar un ojo, enrojecimiento ocular, tortícolis y dolor de cabeza al final del día, señales éstas que pueden manifestarse como dificultades en la lectura y en la comprensión, así como en un correcto seguimiento escolar», destaca el doctor Chipont. En el examen oftalmológico, se debe medir la agudeza visual del niño y descartar cualquier miopía, hipermetropía y/o astigmatismo. También se debe revisar el paralelismo de los ojos, para descartar un estrabismo, la convergencia y la visión binocular.

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