Los resultados son extrapolables al resto de España, ha explicado hoy a los medios el psiquiatra del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) Francisco Collazos.

El psiquiatra ha explicado que las enfermedades más frecuentes diagnosticadas por su servicio a los MIR son los trastornos de ansiedad y depresión, no desdeñables porque pueden tener un impacto funcional importante y, a mayor distancia, el uso y abuso de sustancias.

En torno al diez por ciento de los residentes que respondieron a la encuesta admitieron que consumían antidepresivos automedicándose.

Proporcionalmente, quienes acudieron más al servicio del PAIME fueron pediatras y los psiquiatras, aunque los pacientes más numerosos fueron médicos de familia, quienes trabajan muy condicionados por exigencias de tiempo, ha apuntado Collazo.

El vicepresidente del Consejo General del Colegio de Médicos, Ricardo Gutiérrez, ha criticado la mayor propensión del colectivo a la automedicación y "a las consultas de pasillo".

La escasez de apoyo y supervisión clínica, el aumento constante de las tareas burocráticas, del número de denuncias contra médicos y el mayor control político sobre el trabajo favorecen el estrés en los MIR, según la guía que ha editado el Colegio de Médicos para tutores y profesionales de los centros sanitarios docentes.

Las guardias y las urgencias son un factor muy importante de estrés, especialmente cuando se da una presión para dar altas y evitar ingresos, una sensación de falta de supervisión o agresiones, señala la guía.

"En urgencias, el no tener un residente cerca es un plus de presión", ha señalado Collazos.

Tras una guardia aparecen más síntomas somáticos, especialmente en los primeros años, señala la guía, que apunta que más del 18 por ciento de los residentes admite haber utilizado fármacos de manera sistemática para regular el sueño y el 34 por ciento de los residentes ha sufrido un accidente saliendo de una guardia según la Asociación Española de Médicos Internos Residentes.

Más de la mitad de los encuestados por esta asociación aseguró que no libra después de la guardia y que lleva a cabo jornadas de 32 horas sin descanso y el 60 por ciento declara haber cometido algún error grave por la fatiga.