La nueva variante ómicron ha hecho tambalear los planes post pandémicos de muchos países de Europa. El aumento exponencial y sin freno de los contagios ha obligado a tomar medidas muy estrictas y algunas de las primeras olas, como en España la vuelta de las mascarillas al aire libre. ¿Es recomendable el uso de estas mascarillas al aire libre? ¿Un mal uso de estas puede favorecer el contagio?

El medio británico The Guardian se hizo eco de un estudio que afirmaba que este tipo de mascarilla es muy eficiente si se le da un uso adecuado, ya que es capaz de filtrar el 94% de las partículas, pero según varios virólogos, una mala colocación de esta la puede convertir de un elemento sanitario de protección a un simple accesorio.

Uno de estos virólogos es Jonas Schmidt-Chanasit, profesor de la Universidad de Hamburgo. Él es partidario de que con las mascarillas FFP2 la propagación del virus es mucho menor, pero asegura que en la mayoría de los casos no son efectivas "si las personas terminan respirando a través del espacio entre la máscara y la cara en lugar de hacerlo a través del filtro". Además cree que una barba frondosa en hombres empeora bastante la efectividad de las mascarillas.

"Puedo aceptar que las FFP2 pueden ser una solución de emergencia útil para lugares de trabajo donde no se puede garantizar fácilmente una ventilación de seguridad, pero soy escéptico de hacerlas obligatorias en el transporte público, donde hay otras formas de evitar el riesgo de los aerosoles, y donde los pasajeros pueden verse obligados a usarlas durante más de los 75 minutos aconsejados por las autoridades reguladoras", sentencia este reconocido virólogo alemán.

En España también hay expertos que aprueban la postura del alemán. José Luis Jiménez, prestigioso investigador y profesor de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), demuestra en un experimento como llevar la mascarilla no evita contagiar o contagiarse.

En su experimento, el español demuestra que para que la mascarilla proteja es clave el ajuste antes que la calidad del tejido. Independientemente de que la mascarilla sea de tela, quirúrgica o FFP2, un mal ajuste multiplica las posibilidades de contagiarse de covid; y es que con que la mascarilla esté separada tan solo un 2% de la cara, ya se deja pasar un 50% de aire sin filtrar.

Ahora que la mascarilla vuelve a ser obligatoria al aire libre hay que asegurarse de que está bien colocada, porque de nada sirve tener la mascarilla que más protege si está mal ajustada a la cara.