Entrevista

Un asesor de la OMS: “La gran industria abandonó el desarrollo de antibióticos. En la UE buscamos atraerla otra vez”

El experto González Zorn alerta de que las superbacterias matan ya a más gente que “la malaria y el sida juntos” y afectan a cualquier persona

González Zorn, ayer en el foro celebrado en Vigo.

González Zorn, ayer en el foro celebrado en Vigo. / ALBA VILLAR

Ana Blasco

Duando regresaba de su posdoctorado en el Instituto Pasteur de Paris para trabajar en España con una beca Ramón y Cajal y el proyecto 'Una sola salud: La resistencia a los antibióticos en seres humanos, animales y medio ambiente', cuenta que estuvo a punto de irse de nuevo. Tanto a instituciones sanitarias como a empresas les daba miedo reconocer que las superbacterias les estaban afectando. Con su labor, él es una de las personas que han ayudado a que hoy haya más concienciación sobre esta pandemia silenciosa.

Director de la Unidad de Resistencia a los Antimicrobianos de la Complutense, Premio Nacional de Investigación en este campo, asesor de la OMS y miembro del comité científico del programa europeo que lo aborda, a González Zorn le han requerido ahora también para redactar el plan mundial de investigación frente a esta amenaza.

¿Cuál es la envergadura del problema?

La resistencia de los antibióticos es el mayor problema sanitario que tenemos actualmente en el mundo. Sabemos que mata a más de 1,2 millones de personas al año en el mundo. Más que la malaria y el sida juntos. En España, mata cuatro veces más que los accidentes de tráfico. Son pacientes anónimos, pero son tu abuela, tu tía tu hijo... Gente que va a hacerse una cirugía más o menos banal y que se acaba infectando con una bacteria de las que hay en los hospitales, que ya no solo son multiresistentes sino panresistentes [a todos los disponibles]. Se han hecho fuertes en los hospitales y nos están matando. Cada vez más. Para luchar contra ello tenemos que actuar allí, pero también en el resto de la sociedad.

¿A quién matan? ¿A los que están débiles o a todos?

Ya está matando a todo el mundo. La mortalidad no es mayor en ancianos. Antes era solo en gente muy debilitada. Ahora no. Muchas veces invaden a gente joven y hay que amputar órganos o extremidades. Y también sabemos que está avanzando.

¿Hay concienciación? ¿La gente sabe que está esto aquí?

No lo suficiente. En España aún utilizamos los antibióticos de una forma demasiado banal. Hasta hace muy poco, se adquirían relativamente fácil en farmacias y, en general, el español tiende a a a guardar los que le sobran y luego dárselos a su hijo, al vecino... Tenemos datos de que es uno de los países europeos donde más se hace. Todo eso hace que haya un uso relativamente alto. Y así, las bacterias en la sociedad están ya preparadas para resistir esos antibióticos. Y cuando entramos en el hospital, en cuanto ven un antibiótico de los que se usan allí, a las bacterias les resulta muy fácil hacerse resistente también a ellos.

¿Hay solución?

Sí, hay solución. Implica a todos los niveles de la sociedad. Primero, a las casas, que tenemos antibióticos y luego, a veces, los tiramos a la basura. Es un grave error, porque en los vertederos y aguas residuales siguen activos, contactan con bacterias y producen resistencia. Es importante llevarlos a los puntos Sigre de las farmacias. Es importante acabarse el ciclo de los prescritos tanto a nosotros como a nuestros animales, aunque nos hayamos curado antes. Hay un 5% de las farmacias que todavía dan antibióticos sin receta en España. Son pocos, pero hacen mucho daño. Está prohibido por ley. Luego están los prescriptores que no deben prescribir como hace 30 años, cuando el objetivo solo era curar y se daba el de última generación. Estamos aprendiendo a hacerlo de otra forma: utilizar los antibióticos más antiguos posibles para preservar los nuevos para cuando hay enfermedades realmente graves. Hay que volver a la penicilina y amoxicilina. Se hacen guías terapéuticas de medicina veterinaria y humana para que prescribamos acorde al estado de emergencia de resistencia antibiótica de 2023 y no a 1980. Hay que preservar los nuevos, que hay pocos, para nuestros pacientes en las UCI, que se debaten entre la vida y la muerte.

¿En qué punto está la investigación en nuevos tratamientos?

La investigación en nuevos antibióticos está muy mal. En el informe que hemos hecho el año pasado, el último, no hay ninguna empresa en el mundo de más de 500 trabajadores que esté desarrollando antibióticos. Toda la gran industria farmacéutica ha abandonado el desarrollo de antibióticos.

¿Por qué?

Que una empresa decida desarrollar un medicamento o no depende del modelo económico por el que nos regimos en el mundo: precio por volumen. Vendo muchos coches, gano mucho dinero. Si vendo muchos medicamentos, gano mucho dinero. Así, a nadie le interesan los nuevos antibióticos si tardo 15 años en desarrollarlo y luego me van a decir que lo van utilizar poco porque las bacterias se hacen muy resistentes. Desde mayo, estamos en una discusión en la Unión Europea buscando nuevos modelos económicos específicos para el desarrollo de antibióticos que desvinculan el beneficio del volumen de venta. Premiar a la empresa que saque uno nuevo al mercado que mate las superbacterias. Pues le doy 300 millones de euros, por ejemplo.

¿Y desarrollarlo desde el sector público?

Es otra posibilidad. Otra fórmula es prolongar las patentes. No de este fármaco, sino de la molécula que tú quieras. Otra es darles a las empresas un beneficio constante durante los años. Aunque vendas poco, te complemento yo los ingresos hasta el tope que negociemos. Con eso se pretende atraer a la gran industria farmacéutico otra vez al desarrollo de antibióticos.

Hay otras vías también, como las vacunas.

Las crisis son las que llevan a sacar nuevas soluciones. Los antibióticos se desarrollaron en la Segunda Guerra Mundial para que los militares no muriera de heridas de bala infectadas, como les pasó al 50% en la primera. Con la crisis del Covid-19 usamos vacunas de RNA que ya estaban desarrolladas, pero que nadie se había atrevido a utilizar en la población. Hemos dado un salto impresionante. Con esto está sucediendo lo mismo. Están surgiendo infinidad de posibles soluciones. Por ejemplo, la utilización de fagos. Hay dos tipos de virus en el mundo: los que afectan a seres superiores y los que afectan a las bacterias, pero no a ti y a mí. En el intestino hay cien veces más fagos que bacterias. Se multiplican en ellas y se las cargan. Si consigo amaestrarlas lo suficientemente bien... Se descubrieron antes que los antibióticos, pero se relegó. Hoy las investigan principalmente en Georgia. Es una posibilidad, pero hay muchas más, como la prevención con las vacunas. Si no hay enfermedad, no se necesitan antibióticos. Lo que más redujo su consumo ha sido la vacuna contra el neumococo. Por eso es un orgullo que en Galicia, Zendal, esté desarrollando una nueva vacuna contra la tuberculosis, que es una de las bacterias que más personas mata en el mundo. Me alegro que esta reunión se organice en este epicentro biotecnológico del mundo.

¿Qué es el concepto One Health?

Es un concepto relativamente nuevo en el cuerpo. Nos hemos dado cuenta de que la salud del ser humano no depende exclusivamente de lo que hagamos en el ser humano. Para salvaguardar su salud también hay que hacerlo con la del medioambiente y los animales. Antes se pensaba que para curar enfermedades, con tratar a pacientes era suficiente, pero no. Muchas bacterias y virus están en los animales que pueden pasar luego a los seres humanos. Todos los microorganismos se mueven entre humanos animales y medio ambiente. Entonces es absurdo luchar contra las enfermedades estrictamente en hospitales. Hay que ir fuera para prevenir esa diseminación de bacterias y de virus en los ecosistemas. Empezamos con este concepto con la resistencia a los antibióticos, porque usamos antibióticos en animales y en seres humanos . Si solamente reducimos el consumo de antibióticos en seres humanos y los usamos masivamente en animales, no estaremos haciendo nada, pues bacterias acabarán invadiendo el ser humano y viceversa. Se empezó a lanzar el One Health en el mundo hace 20 años, para actuar todos de forma homogénea, coordinada y sincronizada.

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