Gestión de la pandemia

Trabajadoras de las residencias recuerdan la época covid: "Decidíamos quién moría y quién vivía"

Entidades como Médicos Sin Fronteras y personal de los geriátricos denuncian que "muchos residentes murieron esperando ser trasladados a hospitales"

Sanitarias de primaria visitan la residencia Eixample de El Prat el 20 de abril de 2020, en pleno confinamiento.

Sanitarias de primaria visitan la residencia Eixample de El Prat el 20 de abril de 2020, en pleno confinamiento. / Ferran Nadeu

Elisenda Colell

Recordar aquellos meses le duele y le entrecorta la voz. "Pero más me molesta que hayan salido todos de rositas, que no pague nadie por todas esas muertes y ese dolor que vivimos.... dejaron morir a los ancianos en las residencias y seguimos como antes. ¡Nadie va a pagar por ello!", se queja Montserrat Herrera, coordinadora de limpieza de una residencia de Lleida. En su centro murieron 24 residentes durante el primer mes de la pandemia, el 30%.

Entidades como Médicos Sin Fronteras y personal de los geriátricos denuncian que "muchos residentes murieron esperando ser trasladados a hospitales"

Otros trabajadores que prefieren permanecer en el anonimato recuerdan que no pudieron trasladar a los ancianos enfermos al hospital y que escaseaban los medios tan básicos para la supervivencia como las bombonas de oxígeno. Médicos Sin Fronteras, que ayudó a 200 geriátricos durante la pandemia, sostiene que se incurrió en la omisión de deber de asistencia. En cambio, el Parlament en su informe final sobre el tema concluye que hubo "errores" pero no señala a ningún responsable.

"Fue lo más horroroso que he vivido nunca", explica Herrera sobre lo vivido en el geriátrico durante el mes de abril de 2020. La dirección del centro, con más de 80 plazas, se esfumó. Las trabajadoras se quedaron solas ante el drama. "Se vulneraron muchos derechos humanos al dejarles abandonados, a los usuarios y a los trabajadores: no teníamos material ni nadie que respondiera, nos sentimos muy solas", sigue Herrera. Lamenta que sólo tenían mascarillas quirúrgicas que usaban durante cuatro días seguidos, que no tenían material de autopotección. "Nos hicimos EPIS con bolsas de basura".

"Nos tocaba clasificar a quien derivábamos. Había que dar oportunidad a quien podía salvarse"

Montserrat Herrera

— Trabajadora de una residencia en Lleida

El peor día, dice, fue uno de abril en el que murieron cuatro ancianos. "Me acuerdo de Andrés, José, Emilio, Paz... eran personas de 70 años sin patologías, que les quedaba mucha vida por delante... fue muy injusto. Y la diferencia entre nosotros y los hospitales es que aparte de no tener medios, nosotros conocíamos a estas personas y a su familia", explica. Y es que, según su relato, eran las trabajadoras del geriátrico las que tenían que decidir a quién salvaban y a quien no. "Es la realidad, nos tocaba clasificar a quien derivábamos. Había que dar oportunidad a quien podía salvarse", se sincera. De hecho, el dolor acumulado estalló meses después en un acto de homenaje a los muertos. "Nos negamos a que vinieran los directores", revela.

"Nos decían que no había sitio en el hospital. Nos dejaban sin oxígeno o nos daban una bombona para siete u ocho personas"

Otra auxiliar de un geriátrico en el área metropolitana recuerda lo dificil que era derivar a los enfermos al hospital. "Nos decían que no había sitio, que esperaramos y que hicieramos cuidados paliativos. Nos dejaban sin oxígeno o nos daban una bombona para siete u ocho personas. Era increíble", se queja esta gerocultora. "Fue algo terrible", sigue esta mujer, que no puede olvidar lo mucho que tardaron en tener acceso al material de autoprotección como los EPIS.

El relato de Médicos Sin Fronteras

También confirma este relato la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF). El 19 de marzo de 2020, y por petición de la Generalitat, acompañaron y asesoraron a las 200 residencias catalanas más afectadas por el covid. Desempeñaron este trabajo hasta el 22 de mayo de ese mismo año. "La situación era desesperada. En una residencia, había unas 30 personas en estado grave con insuficiencia respiratoria, agitación y deshidratación severa. Nos pusimos en contacto con las autoridades para que estos pacientes fueran trasladados a centros más especializados. Algunos murieron esperando. Nos pareció muy injusto", cuenta el coordinador de la intervención domiciliaria de la oenegé en un informe transmitido al grupo de trabajo del Parlament.

"Los pacientes enfermos a menudo no eran derivados al sistema sanitario o lo eran demasiado tarde"

Médicos Sin Fronteras

El informe de MSF habla de "tragedia" y sostiene que el sistema sanitario "dejó atrás" a los residentes de los geriátricos. "Los pacientes enfermos a menudo no eran derivados al sistema sanitario o lo eran demasiado tarde". "Las derivaciones no se priorizaban y en algunos casos no se permitían", sigue el texto. Hablan de muertes "evitables" y de que "muchas personas acabaron muriendo solas y asustadas".

"Seguimos con las mismas ratios de atención y los sueldos bajísimos mientras los gestores se llenan los bolsillos"

"Negar una derivación hospitalaria sin ofrecer una alternativa viable podría incurrir en una omisión del deber de asistencia", opina la oenegé. También destacan que no se pusieron en marcha alternativas de cuidados paliativos "de calidad y humanizados". "Faltaron protocolos dedicados al confort, sedación y paliación de enfermos terminales que no habían sido derivados".

Lo que más enerva a los trabajadores de las residencias es que a día de hoy, nada ha cambiado en su día a día. "Seguimos con las mismas ratios de atención y los sueldos bajísimos mientras los gestores se llenan los bolsillos". Las limpiadoras no llegan a los mil euros al mes. Y las gerocultoras, que se quedan a los 1.100 euros mensuales, deben atender a diez pacientes a la vez. Ancianos con elevados grados de dependencia que necesitan su apoyo en todo momento.

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