Plan antitabaco

Los clientes de bares, fumadores o no, defienden la tolerancia con el tabaco en las terrazas

Los asturianos creen que la barrera está en el respeto a los de al lado y proponen prohibir la venta si se quiere erradicar de verdad

Clientes fumando en una terraza.

Clientes fumando en una terraza. / Irma Collín

David Orihuela / Tania Cascudo / Nico Martínez / Oriol López / Noé Menéndez

Domingo soleado y de temperaturas agradables en Asturias. O lo que es lo mismo, de terraceo. Y sin lugar a dudas uno de los temas de conversación más extendido fue el de si prohibir o no fumar en las terrazas, algo que se plantea a raíz del recientemente aprobado Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 por parte del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas. En el Principado la Consejería de Salud quiere negociar y hablarlo con los hosteleros, que ya han dicho por delante que no ven bien erradicar el tabaco de las terrazas porque no genera problemas.

Y la clientela, en general, más de lo mismo. Los asturianos consultados por La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, no ven necesario prohibir a los fumadores echarse un cigarro al aire libre. En Tapia, Adrián Alonso, pese a no ser fumador, lanza un mensaje tolerante: "Me parece que deberíamos dejar un poco de libertad, creo que hay sitio para todos". En la terraza de al lado está Derlania De Moraes, que lleva una semana sin fumar. Sin embargo, por su trabajo de camarera en Navia tiene una opinión clara sobre este asunto: "Me parece muy mal porque los camareros tendremos que pelear con los clientes. Cuando el covid fue igual y va a pasar lo mismo".

Javier Rodríguez y Nicanor Lada les pueden quitar el tabaco pero no el chigre. Los dos son fumadores y están dispuestos a apagar el pitillo antes que renunciar al cafetín en la terraza del bar. Lo decían este domingo en la Plaza Herrero, en Sama de Langreo. Mientras esperaban el café encendían el cigarrillo. "Que no lo vendan", clama Rodríguez. "Si no quieren que fumemos, que no vendan tabaco, pero nos engancharon hace años y ahora esto". El langreano entiende que "es malo fumar pero lo hice toda la vida". Se queja de que "lo único que hacen es subir el precio y prohibir para ganar más dinero" y se lamenta también "por lo que puede suponer para los estanqueros y la gente que vive de esto".

Su compañero de tertulia, Nicanor Lada, es quien aventura que sin finalmente prohiben fumar en las terrazas "habrá que dejar el tabaco". Lada fuma "ocho y diez cigarrillos al día" pero si sigue la presión contra los fumadores no descarta dejarlo completamente.

Al igual que la patronal hostelera de Asturias, la gijonesa María Méndez se muestra en desacuerdo con la prohibición. "Lo veo absurdo. Creo que cada uno debería poder fumar lo que quiera siempre que no moleste a los demás", dice Méndez, gestora procesal en Gijón, antes de añadir que "desde luego que dejaría de ir a los bares si nos prohibieran fumar en las terrazas". Sin embargo, hay otras personas, las menos, que entienden que sí es necesario eliminar la presencia del tabaco en estas áreas. "Se debe prohibir porque a los que no fumamos nos molesta mucho el humo de los que están cerca. Además, es malo para la salud", argumenta Adolfo Meana, jubilado de 82 años.

De forma distinta lo ve en Oviedo Carlos Álvarez, que nunca ha sido fumador. Lo que menos le molesta es que haya cigarrillos en las mesas de al lado. Cree que, en vez de tanta restricción, el Estado, si quiere limitar su consumo, debería prohibirlo directamente "sin estigmatizar" a una parte de la población. "Y que asuman la pérdida de impuestos que acarrea", apunta. Cree que, en 2024, las libertades deberían avanzar, porque ve que "se va al contrario".

Andrea García es otra no fumadora que recuerda cuando el humo inundaba los interiores, pero nunca le molestó. "Incluso ibas al médico y lo hacían", apunta. Lo que sí le supuso un alivio fue no volver de los establecimientos hosteleros con el "olorazo" a tabaco. Tiene un motivo de peso para estar en contra del tabaco, porque es hija de fumador fallecido de cáncer de pulmón, pero respeta a los fumadores. "Lo que es bueno y malo lo sabemos todos, no se puede prohibir de esta manera".

En Avilés ven el veto al tabaco como una muestra de respeto y una fórmula para dejarlo. "Estoy muy de acuerdo con la prohibición, al final puede ser una falta de respeto para el que no fuma". María Rey, avilesina, se muestra a favor de la propuesta del gobierno de prohibir el tabaco ya que "hay que pensar en los que no fuman. En la pandemia ya lo hacíamos, apartarnos para echar un pito. Hay gente a la que le molesta el humo, es algo respetable, y con esto conseguiríamos alejarlo", apunta. Lucía Gándara, por su parte, cree que una medida como esta puede ayudar a que más personas lo dejen. "Al final, tener que levantarse es una molestia, y para gente como yo, que necesitamos un empujón en ese sentido, sería genial", concluye la avilesina.

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