Siete asesinados en tres meses

Radiografía de la violencia vicaria: hombres que matan a sus hijos durante las visitas y porque no aceptan la separación

La mayoría de asesinatos de menores tiene lugar en un contexto de violencia previa, pero no se había denunciado o no se habían adoptado medidas de protección

Violencia vicaria.

Violencia vicaria.

Patricia Martín

De los siete niños asesinados en lo que llevamos de año por sus padres, cinco han sido por violencia vicaria, es decir, el motivo del agresor era hacer el máximo daño a la madre, a la que dejan ‘muerta en vida’. Los otros dos, que fallecieron el pasado martes en El Prat, fueron asesinados junto a su madre.

La violencia viaria es un fenómeno poco estudiado, dado que la mayoría de esfuerzos se han dirigido, hasta ahora, a analizar y prevenir la violencia contra las mujeres. Pero un estudio titulado ‘Un golpe irreversible contra las madres’, en el que se ha analizado 50 asesinatos desde el año 2000, a partir de 400 sentencias judiciales y los datos aparecidos en los medios, permite tener una radiografía de esta macabra aberración: la mayoría de los agresores son los padres biológicos, que no aceptan que su pareja rompa con ellos y que, en más de una ocasión, las habían amenazado precisamente con hacer daño a sus hijos. Estas son las principales conclusiones:

Los agresores

La mayoría tienen entre 30 y 50 años y son españoles (el 68%), lo que desmonta el discurso de Vox de que los agresores machistas son, mayoritariamente, extranjeros. El 47% (sobre los que existen datos) tienen empleo y un 53% están en paro. Ocho de cada diez son los padres biológicos de los menores asesinados, mientras que solo en el 20% de los casos el asesino es el padrastro, pareja o expareja de la mujer, a la que pretende hacer el máximo daño.

Y, frente al estereotipo de que los asesinos cometen sus crímenes en un momento de enajenación o bajo los efectos de las drogas o el alcohol, el estudio indica que casi el 70% de la muestra no había consumido ninguna sustancia estupefaciente de forma habitual o en el momento del crimen, frente a un 12% que sí lo habían hecho. De ellos, un 45% bebía alcohol de forma habitual y lo hizo el día del crimen, el 27% cocaína y el mismo porcentaje cannabis. Y solo el 6% habían sido diagnosticados de una enfermedad mental, en concreto, todos ellos, de esquizofrenia.

Cuando las autoridades fueron alertadas de la violencia, en el 70% de las casos no se establecieron medidas de protección y en el 20% solo se tomaron para las madres

El divorcio

La mayoría de los crímenes tuvieron lugar cuando la pareja ya se ha separado o está en proceso de divorcio (el 66%). Y casi en un 70% de los asesinatos en un contexto de ruptura sentimental, hay datos que indican que el motivo es la no aceptación por parte del agresor de la separación y, generalmente, el crimen se comete cuando la separación es reciente. En el caso de las parejas convivientes, que suponen el 29% de la muestra, el 13% se comete cuando la mujer ha planteado el fin de la relación.

Régimen de visitas

Tal como alertan los expertos, casi todos los crímenes tienen lugar cuando el padre está al cuidado del menor (el 44% en el régimen de visitas y el 18% durante la convivencia pero cuando el niño está solo a su cargo). Otro 10% se comete cuando el agresor, sin consentimiento, viola el régimen acordado de visitas o custodia o tiene contacto con el menor aunque lo tenga prohibido.

Para evitar el riesgo durante el régimen de visitas o la custodia compartida (cuando se cometieron otro 4% de los crímenes), la ley de protección infantil prohíbe ambas posibilidades en procesos de violencia de género, pero no siempre se cumple y hay un resquicio que permite a los jueces mantener el contacto entre el padre y el niño si lo justifican en función del interés superior del menor.  

Lugar y modo

En cuatro de cada diez casos el crimen se comete en la casa del agresor, seguido de un 26% en la casa familiar de convivencia y de un 8% en algún lugar oculto para no ser descubierto. Y, en cuanto al modo, es muy variado. Dos de cada diez usaron un arma punzante. Otro 22% utilizó las manos para matar a sus hijos o los de su pareja, golpeándoles o estrangulándoles. Un 14% utilizó algún tipo de sedante, como ansiolíticos, para adormecerlos antes de usar algún tipo de arma. Un 10% utilizó armas de fuego, otro 10% intoxicación de gases y humos y un 8% la inmersión en el agua.  

Violencia previa

En siete de cada diez asesinatos por violencia vicaria, se había identificado algún tipo de violencia de géneroprevia hacia la madre, aunque solo el 26% de los asesinos habían sido denunciados de manera formal en el juzgado, el 24% por la madre de los niños y el 2% por una pareja anterior. Además, cuando las autoridades fueron alertadas, en el 70% de los casos no se establecieron medidas de protección y un 20% únicamente para la madre, pero ninguna estaba vigente en el momento del crimen.

Pese a la ausencia de medidas de protección, en el 16% de los casos se había identificado que el agresor habían ejercido algún tipo de violencia hacia los niños y el 60% había amenazado a la madre con la idea de dañar o manipular a los hijos con frases del tipo “te quitaré a los niños”, “ya verás lo que le pasa a los niños”...

Víctimas

Seis de cada diez niños asesinados eran menores de 5 años y el 27% tenían entre 5 y 10 años. No hay grandes diferencias en cuanto al sexo, aunque hay más niñas (54% frente a 47%).

Suscríbete para seguir leyendo