Todos ellos eran integrantes de una banda de "cogoteros" a quienes se les imputa cuatro asaltos a clientes de entidades bancarias y dos atracos a oficinas de Elche y Sevilla.

Según ha informado la Policía, los arrestados, de origen chileno, viajaban a España durante varios meses para cometer los robos y después huían con el dinero sustraído al extranjero para evitar su detención.

En sucesivos golpes, la banda había logrado un botín cercano a los 140.000 euros.

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de febrero tras un atraco cometido en una sucursal bancaria de Sevilla.

Varios individuos de origen sudamericano habían accedido a la oficina, donde intimidaron a los clientes y empleados con navajas de grandes dimensiones y se apoderaron de 60.000 euros.

Acto seguido se dieron a la fuga en un vehículo que habían sustraído previamente en la localidad de Alfafar (Valencia).

El segundo atraco a una sucursal bancaria se produjo en el mes de julio en la localidad alicantina de Elche.

En esta ocasión, uno de los integrantes accedió a la oficina y solicitó cambio de cien euros en billetes de cinco.

Una vez realizada la operación, se puso a hablar por teléfono y aprovechó de forma disimulada para abrir la puerta y facilitar la entrada a otros dos individuos.

Portaban dos navajas de grandes dimensiones y, tras gritar "esto es un atraco", sustrajeron 37.000 euros.

Tras el robo, huyeron a bordo de un vehículo en el que les esperaba un cuarto individuo.

Este automóvil había sido sustraído en un robo con intimidación en un concesionario de vehículos de Granada.

Los investigadores identificaron a los autores y averiguaron que se trataba de un grupo de delincuentes que viajaban desde Chile a España por periodos de cuatro a seis meses y después huían al extranjero.

Además de los atracos en los bancos, el grupo desarticulado también efectuaba robos por el procedimiento del "cogotazo" a clientes de sucursales bancarias, después de que éstos sacaran dinero en efectivo.

Para ello, uno de los miembros de la banda accedía al interior de la entidad y se situaba en el patio de operaciones, con la intención de detectar la presencia de algún cliente que hubiera realizado una operación de reintegro de una cantidad importante de dinero.

Una vez elegida la víctima, salía de la entidad bancaria y "marcaba" a la persona mediante una comunicación telefónica o con gestos previamente concertados al resto de los integrantes del grupo a los que indicaba también el lugar donde la víctima se había guardado el dinero.

Una vez fuera de la entidad, la víctima era seguida hasta el lugar que consideraban más idóneo, donde se apoderaban del dinero por la fuerza.

En los cuatro "cogotazos" la banda se hizo con cantidades que oscilan entre 3.500 y 16.000 euros.

La investigación ha sido realizada de manera conjunta por agentes de la Brigada Central de Crimen Organizado y los Grupos de Atracos de Sevilla, Barcelona y Elche.