El fuego se ha cobrado este año la vida de nueve personas en España, cuatro de ellas -dos brigadistas y dos tripulantes de avioneta- fallecieron en labores de extinción de incendios forestales y el resto, en su mayoría personas mayores, intentando apagar pequeños conatos o rastrojos.

Los dos tripulantes de una avioneta de la empresa Avialsa, contratada por los bomberos de la Generalitat, perecieron el pasado 15 de mayo mientras trabajaban en la extinción de un incendio entre La Sènia (Tarragona) y Tinença de Benifassà (Castellón).

El 26 de junio, un hombre de unos 50 años falleció por inhalación de humo al encontrarse en medio de un incendio que quemó 1,5 hectáreas de árboles en la isla de Formentera.

Ya en julio, el día 14, los bomberos hallaron el cuerpo calcinado de un hombre de 65 años cuando intentaba extinguir un pequeño incendio forestal declarado en el término municipal de Montserrat (Valencia).

El día 30 de ese mismo mes, una mujer de 73 años falleció igualmente en el barrio de Agarre de Lemoa (Vizcaya) en un fuego que tuvo su origen en la quema de unos rastrojos.

El 4 de agosto otra mujer de 70 años murió tras resultar atrapada por las llamas cuando se encontraba quemando rastrojos en el municipio de Outes (A Coruña).

Cinco días después, un hombre de 74 años de edad murió también tras sufrir graves quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo durante un incendio declarado en una zona agrícola ubicada junto a la Sierra de la Culebrina en Zarcilla de Ramos, en Lorca (Murcia).