La localidad tarraconense de El Vendrell lloraba ayer la muerte de cuatro hermanos menores de edad -Ayoub, de 12 años, Thami, de 8, Mohammed, de 5, y Osama, de 3- en el incendio del piso en que vivían en la barriada de los Pisos Planes, un siniestro en el que resultaron heridos otros dos hermanos y los padres de las víctimas, todos ellos marroquíes. La madre y la niña de 2 años fueron ingresadas en el Hospital Vall d'Hebrón con heridas superficiales, por lo que su estado era menos grave, mientras que el padre presentaba quemaduras en el 11% de su cuerpo y ayer permanecía hospitalizado.

El incendio se registró alrededor de las 23:26 horas y el padre salió a pedir ayuda y pudo salvar su vida; el hijo mayor, de 18 años, saltó por el balcón del vecino y los bomberos rescataron a la madre y a la niña. La policía científica de los Mossos de Esquadra y los Bomberos inspeccionaban ayer el piso siniestrado, en la cuarta planta del número 4 de la calle del Mig de la barriada popular de Pisos Planes, para intentar aclarar las circunstancias del siniestro. El jefe de emergencias de los Bomberos del Camp de Tarragona, Bienvenido Aguado, avanzó que la tarea «no será fácil por el estado en el que ha quedado el piso».

Los Bomberos recibieron el aviso a las 23.26 del martes y seis minutos más tarde ya estaban frente al piso, si bien la primera en acudir fue la Policía Local, relató el concejal de Protección Civil de El Vendrell, Jaume Escarré, en el pleno extraordinario y urgente celebrado ayer mismo para decretar dos días de duelo.

«El incendio era muy violento, las llamas salían por la ventana y alcanzaban casi la fachada de enfrente», detalló el concejal en una sala de plenos abarrotada por los medios de comunicación y por los vecinos del barrio. Aguado mostró su comprensión hacia las críticas de los vecinos -algunos denunciaban que los bomberos habían tardado media hora y otros incluso que no tenían agua- pero puntualizó que «los datos son los que da el registro de llamadas y el GPS y son seis minutos».

El jefe de los Bomberos detalló que en la casa había «mucho material combustible, como ropa y colchones» y que al llegar oyeron los gritos de la mujer en la habitación más interior y la pudieron rescatar con su hija pequeña en brazos. Los bomberos localizaron los cuerpos ya sin vida de los cuatro niños en dos habitaciones intermedias de la vivienda.

La familia afectada por el incendio estaba muy integrada en el municipio, todos los hijos habían ido al mismo colegio e incluso jugaban en el mismo equipo de fútbol y se dispuso atención psicológica para sus compañeros de clase, que dedicaron dibujos a sus amigos fallecidos.

Sin embargo, ayer no estaba claro si ocupaban la vivienda tras un desahucio, ya que constaban empadronados en la urbanización de Sant Jordi, en el municipio vecino de Santa Oliva, separado tan solo por unas calles del barrio de Pisos Planes. Los vecinos aseguraban que habían vuelto a ocuparla tras ser desahuciados. La familia ya había sufrido otro incendio en su negocio, una carnicería, en el año 2010, y acudieron a los servicios sociales de El Vendrell ante la grave situación económica por la que atravesaban, según el jefe de Servicios Sociales del municipio, Josep Miquel Beltran.

Sin embargo, no pudieron tramitarles ninguna ayuda porque la documentación estaba incompleta y les perdieron el rastro hasta el 25 de octubre del 2011, cuando el hijo mayor les comunicó que habían perdido un juicio con una entidad bancaria y que se trasladaban a Santa Oliva. La última noticia del ayuntamiento sobre esta familia data del 7 de noviembre de 2011, cuando se dieron de baja del padrón municipal.

El incendio conmocionó al municipio: «Es un día trágico, en nuestra memoria colectiva nunca se había producido un suceso así con un desenlace de esta magnitud», dijo, visiblemente emocionado, el alcalde, Martí Carnicer, al inicio del pleno extraordinario.

Más de 150 vecinos se concentraron en esa plaza exigiendo explicaciones y coreando, entre otras consignas, «no somos animales, somos personas». El cónsul de Marruecos en Tarragona, Abdelfattah Lebbar, tranquilizó los ánimos al dirigirse a la multitud y rezar todos juntos en árabe. Posteriormente, declaró que el gobierno marroquí se hará cargo de la repatriación de los cuerpos y ha pedido «tranquilidad en unos momentos de mucho dolor».