La Audiencia de Alicante ha absuelto a los dos acusados de un fraude masivo en la venta de autocaravanas, según el fallo hecho público ayer. Los vehículos fueron afectados en la sede del fabricante en unas inundaciones en el sur de Francia y habían sido destinadas al desguace. Los acusados son un empresario que vendía a través de internet las caravanas defectuosas como si fueran nuevas y un ingeniero que elaboró las fichas para regularizar los vehículos en España. El fallo no declara probado que los acusados conocieran la situación real de las roulottes.

El empresario importó un total de 33 autocaravanas a una empresa checa a un precio de 9.000 euros cada una y las comercializaba a través de internet. El fallo declara probado que la vendedora original facilitó toda la documentación de los vehículos y fue éste quien inició los trámites para que pudieran circular en España, «sin que conste que supiera la real procedencia». Tampoco la Audiencia ha considerado probado que el ingeniero que elaboró las fichas reducidas de las caravanas detectara alguna anomalía en ellas.

La Audiencia declara probado que Trigano, tras unas inundaciones en septiembre de 2008, resultó con 414 vehículos dañados y por los cuales fue indemnizada por el seguro. La fabricante vendió los restos a la empresa GN Auto para desguazarlos, eliminando las placas de identificación y otros signos distintivos, así como eliminar los números del chasis y cortar los largueros de éste.

«Existe toda una cadena de empresas, cada una de las cuales puede haber incumplido obligaciones legales o contractuales y sobre las que nada se ha investigado y que no han sido traídas a la causa», argumenta la Audiencia. El fallo dice que desde que las caravanas salen de Trigano hasta que las adquiere el acusado «existe una cadena de la que faltan no menos de tres eslabones sobre las que nada sabemos y que no pueden eludir su responsabilidad por la puesta en el mercado de una mercancía no apta para ello y en contra de la voluntad de Trigano» que, según los jueces, tampoco extremó las precauciones para velar porque se cumpliera lo acordado. La sentencia dice que la manipulación de los vehículos no era fácilmente perceptible. Hasta la rotura del chasis era de difícil percepción, señala el tribunal. La sala también señala que las pruebas periciales ha sido insuficientes y han suscitado numerosas dudas de carácter técnico sobre la documentación de los vehículos.