Investigación

La madre que mató a su bebé en Zaragoza le asfixió para que no llorara: "Se me ha ido de las manos"

Mató el pequeño el viernes por la tarde y ese mismo día lo abandonó en un parque

Confesó el crimen a los agentes después de decirles que habían secuestrado al niño

Momento del traslado de la detenida desde la comisaría de Actur-Rey Fernando, este martes.

Momento del traslado de la detenida desde la comisaría de Actur-Rey Fernando, este martes. / A. T. B.

A. T. B.

El juez del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza, en funciones de guardia, decretó este martes el ingreso en prisión de Tatiana Diguele Nuñez como presunta autora de un delito de asesinato por, supuestamente, asfixiar a su bebé de ocho meses y abandonarlo detrás de un banco próximo al CaixaForum. Según ha podido saber El Periódico de Aragón, del grupo Prensa Ibérica, la detenida acabó con la vida del pequeño el pasado viernes por la tarde y no fue hasta el domingo por la mañana cuando confesó el crimen ante la Policía no sin antes intentar eludir responsabilidades al explicar a los agentes que un grupo de "marroquíes" había "secuestrado" al niño. Al final les explicó con todo tipo de detalles lo sucedido –"se me ha ido de las manos", dijo– y les condujo al punto exacto donde yacía el bebé.

Este martes, Diguele Nuñez se acogió a su derecho a no declarar ante el ministerio fiscal y solo respondió a las preguntas de su abogado, el letrado Alejandro Soteras, ante quien trató de justificar que se trataba de un accidente y reiteró que no se paró a pensar en las consecuencias de sus actos. También refirió que atraviesa una situación personal y emocional difícil, aunque esto no fue suficiente para evitar que el juez decretara su ingreso en el centro penitenciario de Zuera, tal y como había solicitado el ministerio público. Desde la defensa, por su parte, solicitaron que fuera examinada por los médicos forenses porque ella misma indicó que es politoxicómana.

La progenitora fue conducida a los calabozos del Juzgado de Guardia a primera hora de la mañana de ayer tras permanecer custodiada desde el domingo en la comisaría Actur-Rey Fernando del Cuerpo Nacional de Policía. Desde el Grupo de Homicidios y el Grupo de Desaparecidos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón apuraron el plazo máximo de 72 horas para poner a Diguele Nuñez a disposición de la Justicia y lo hicieron presentándola en calidad de autora de un delito de asesinato.

Los investigadores ya contaban con los resultados de la autopsia practicada en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa), que reflejaba una etiología homicida como causa de la muerte del bebé. Los forenses, tras examinar el cadáver, concluyeron que presentaba signos compatibles con la asfixia y no apreciaron ninguna lesión que pudiera haberse ocasionado como consecuencia de la práctica de maniobras de reanimación cardiopulmonar. Todo ello, junto a las manifestaciones de la detenida, fue suficiente para que los agentes concluyeran que la madre era autora de un delito de asesinato.

Los investigadores ponían fin, así, a casi una semana de trabajo y de averiguaciones desde que la pareja y padre del fallecido denunciara el pasado viernes la desaparición de ambos. El progenitor abandonó por la mañana la vivienda donde residía la familia en el zaragozano barrio de Delicias y, al regresar de trabajar por la tarde, ni Diguele Nuñez ni el pequeño Juan Carlos se encontraban en casa. Lo que no imaginaba es que su mujer había acabado con la vida del niño al asfixiarle porque este último no paraba de llorar. Tal y como refirió posteriormente a los agentes, la detenida salió a la calle con el pequeño ya muerto y deambuló por las calles de la capital aragonesa hasta que llegó a un parque próximo al CaixaForum y abandonó el cuerpo en un banco.

Pero nada se supo del paradero de ninguno de los dos ni el viernes ni el sábado. El domingo a primera hora de la mañana, en torno a las 07.30 horas, la propia desaparecida llamó a la Policía para alertar de que había logrado salir indemne de un secuestro protagonizado por "un grupo de marroquíes" que se habían quedado con su hijo. Para entonces, los investigadores ya habían activado el protocolo de actuación –la llamada alerta Ámber– ante desapariciones de alto riesgo y habían solicitado las intervenciones telefónicas del terminal de la acusada.

Cuando se entrevistaron con la sospechosa en la Jefatura Superior de Policía de Aragón, rápidamente se percataron de que concurría en multitud de contradicciones hasta que rompió a llorar y confesó que había matado a su hijo. Luego condujo a los agentes hasta el punto exacto donde había abandonado el cadáver, en las proximidades del CaixaForum, y allí yacía el cuerpo escondido en un banco. No presentaba signos vitales y, tras la autorización del juez del Juzgado de Instrucción número 2, se procedió al levantamiento del cadáver.

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