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El acusado de matar a un indigente en Benidorm dijo a dos testigos que iba a tirar el cadáver a la basura

Las personas del entorno del agresor y la víctima no acuden a declarar al juicio y la Audiencia recupera sus testimonios ante la magistrada que investigó el crimen

El acusado a su llegada a la Audiencia el día que comenzó el juicio. ALEX DOMINGUEZ

El acusado de matar a golpes a un indigente en Benidorm fue visto por dos testigos llevando el cadáver en un carrito de supermercado y les dijo que "iba a tirarlo a la basura". Así lo escuchó este miércoles el jurado popular que enjuicia este crimen durante el juicio que se celebra en la Audiencia. En la sala se ha reproducido la grabación de lo que ambos declararon en su día ante la magistrada de Benidorm que investigó este crimen. La Audiencia de Alicante ha tenido que acudir a estas grabaciones porque ninguno de los indigentes que fueron testigos de los hechos se presentó para declarar en el juicio, ni ha podido ser localizado. En sala se han recuperado tres de estos testimonios, pero han faltado los de otros dos cuyas declaraciones no han podido ser recuperadas, ni ellos citados.

El cadáver fue localizado tirado en un camino de tierra en la partida Armanello de Benidorm en septiembre de 2020. El fallecido era un indigente de la zona y la investigación que acabó con el arresto del acusado se centró en el entorno donde se movía. Algunos testigos apuntaron directamente al procesado. Éste admite que se peleó con la víctima en una casa okupa pero que no tuvo intención de matarle y rechazó ser el autor de las lesiones mortales.

El testimonio de las personas que vieron al acusado con el cadáver es el de un matrimonio de nacionalidad rumana que habían estado esa tarde bebiendo con el fallecido en una casa okupa de la partida de Armanello en Benidorm. Ambos se marcharon de la vivienda tras tener una pequeña discusión con él, porque pretendía que fueran a comprarle tabaco. Al volver por la noche, se encontraron con el acusado, a quien se conoce con el sobrenombre de Alex el Ruso, que llevaba el cuerpo de la víctima metido dentro de un carrito de supermercado. "Voy a tirarlo a la basura", les dijo. E incluso les pidió ayuda para sacarlo del carro y dejarlo en un descampado. El marido dijo a la juez que tenía miedo del acusado porque era una "persona muy peligrosa", algo que la magistrada tuvo que preguntarle hasta en tres ocasiones porque no respondía claramente a las preguntas que se le hacían. El hombre admitió que la ayudó a sacar el cuerpo del carrito porque le tenía miedo, al tiempo que le dijo a su mujer que volviera hacia la casa.

Este miércoles el jurado pudo escuchar el testimonio grabado de otra indigente de la zona a la que, según declaró, el acusado le dijo pocas horas antes del crimen que iba a matar a la víctima. Ninguno de estos estos testigos presenció la pelea en la que se produjeron las heridas mortales. Pero sus testimonios pusieron a la Policía sobre la pista del acusado, a quien identificaron porque llevaba tatuado en el cuello un Kalashnikov, un arma de asalto de fabricación rusa. La fiscal explicó en su informe final a los miembros del jurado las dificultades que tuvieron en su día para conseguir que estos testigos fueran a declarar a juzgado. "No querían colaborar con la Justicia", aseguró y de hecho no han podido ser localizados para acudir a juicio.

En la sesión de este martes han declarado tanto los responsables de la investigación, como los forenses que hicieron la autopsia al cadáver. Y por último, la fiscal y la defensa han presentado sus informes finales de conclusiones, en los que el Ministerio Público ha mantenido la petición de 15 años de cárcel para el acusado; mientras que la defensa ha pedido una pena de tres años y medio por un delito de lesiones en concurso con otro de homicidio imprudente. El abogado Sergio Baeza ha insistido en que el procesado ha admitido que se peleó con la víctima, pero insiste en que éste no tenía intención de matarlo. Además considera que todos estaban muy afectados por el consumo de alcohol. La Fiscalía considera que el acusado actuó con un desprecio total hacia la vida de la víctima, con la que tenía una gran desproporción física. Mientras éste era corpulento, el fallecido tenía 59 kilos de peso. Desde la acusación se incidió en el hecho de que el acusado no ha mostrado arrepentimiento alguno por el crimen.

Autopsia

Los forenses aseguraron que el cadáver presentaba hasta 17 lesiones por golpes diferentes. Superficialmente estas heridas parecían menores, pero los verdaderos daños eran internos. La víctima presentaba un fuerte golpe en la cabeza que era susceptible de haberle causado la muerte, así como un desgarro en el hígado y en el riñón derecho. "La herida en la cabeza era mortal, aunque con dificultad podría habérsele salvado la vida en un centro médico. Pero combinada con las otras dos lesiones hacía imposible salvarle", señaló uno de los forenses. Según manifestaron, algunas de las heridas que presentaba eran compatibles con haber caído violentamente al suelo durante una pelea.

El procesado aprovechó su turno de última palabra para plantear al juez la posibilidad de ser deportado del país en el caso de que fuera condenado y aseguró que en los ocho años que había estado viviendo en España no había tenido problemas de peleas, ni cosas parecidas.

La Policía intervino guantes de boxeo al agresor

La Policía intervino unos guantes de boxeo al acusado en el momento de su detención. El hallazgo de los guantes surgió varias veces durante los interrogatorios porque el acusado era aficionado a las artes marciales y los forenses no descartaron que la víctima hubiera sido golpeada con unos guantes de boxeo durante la paliza mortal. La Fiscalía de todos modos consideró irrelevante el uso de los guantes. «Lo importante es que el acusado estuvo en la casa y que ha admitido que se peleó con la víctima, golpeándole hasta 17 veces», dijo. J. A. M.

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