La Audiencia de Alicante ha condenado a cuatro años de prisión al encargado de una gasolinera de la provincia por quedarse con más de 200.000 euros de la recaudación durante más de un año, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo considera probado que los desvíos de dinero se produjeron entre los meses de abril de 2015 y julio de 2016. El total del dinero defraudado en la estación de servicio sita en Altea asciende a un total de 205.006, 53 euros. Cuando la empresa empezó a sospechar, llegó a manipular la información contable de los ordenadores.

Durante el juicio, del acusado trató de desviar la culpa hacia otros empleados, señalando que tenían las mismas funciones que él. Una versión que la Sección Primera descarta en la sentencia al sostener que entre sus funciones como encargado el acusado se encargaba del control contable y económico de la estación de servicio y del ingreso bancario de la recaudación, que llevaba a cabo casi a diario, pero solo ingresaba una parte del efectivo.

Para llegar a esta conclusión, la Audiencia se basa en el informe pericial que refleja los desfases entre la recaudación y lo ingresado y que además coincidía en los días en que era el acusado quien llevaba el dinero al banco.

El procesado debía rellenar al final de cada mes una hoja contable en la que se debían reflejar los partes de caja de la recaudación y que se enviaba a la central. Sin embargo, en esos documentos solo hacía constar las cantidades que se ingresaban en el banco. El fallo considera probado que en agosto de 2016, a raíz de que desde la empresa empezaran a sospechar del desvío de dinero, el procesado ingresó de golpe en el banco más de 30.000 euros para tratar de compensar las cantidades defraudadas, una cifra que llegó a sorprender al propio personal del banco porque eran cantidades más elevadas de lo que solía llevar habitualmente.

Asimismo, para tratar de dificultar la investigación llegó a eliminar del ordenador la información contable de los meses bajo sospecha. El procesado solo admitió haber borrado por un error un archivo de Excel y negó haber manipulado la documentación. Sin embargo, la prueba pericial informática estableció que el acusado estaba manejando el ordenador el día que se detectó la manipulación de la información contable, un momento que además quedó registrado por las grabaciones de las cámaras de seguridad.

El fallo no es firme y contra él cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad.