Más de 12 años después de las lesiones sufridas por el cliente de un restaurante de Alicante que bebió agua mineral con sosa cáustica, cuatro empleados de la planta de embotellamiento de la empresa Nestlé Waters España en Girona están siendo juzgados como acusados de un delito de lesiones imprudentes. La instrucción del caso, que llegó a archivarse en 2016 y fue reabierta por la Audiencia Provincial de Alicante, se ha prolongado durante más de una década y la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por el hombre intoxicado con la sosa cáustica, solicitan que los acusados sean condenados cada uno a la pena de cuatro meses de prisión.

El Ministerio Público solicita en su escrito de conclusiones provisionales que los procesados indemnicen también al perjudicado con 3.580 euros por las lesiones sufridas, mientras que la acusación particular reclama un importe mayor al considerar que la víctima es más propensa a padecer cáncer por las heridas sufridas al ingerir la sosa caústica con el agua mineral. Las acusaciones reclaman que se declare a Nestlé Water como responsable civil subsidiaria.

Por su parte, los abogados defensores de los empleados de la planta donde se embotella el agua mineral de la marca Viladrau han declinado realizar declaraciones al concluir este miércoles la segunda sesión del juicio que se celebra en el juzgado de lo Penal número 6 de Alicante. Los acusados son el responsable de la línea de producción, el coordinador de producción de la línea de vidrio, el responsable de calidad y el jefe de planta.

Cena en la Albufereta

Los hechos enjuiciados ocurrieron la noche del 20 de mayo de 2010 en el ya desaparecido restaurante Auberge de France, en la Albufereta de Alicante. Según la acusación de la Fiscalía, la víctima se encontraba cenando con su esposa y otros amigos cuando bebió agua mineral de la marca Viladrau y le produjo lesiones por la ingesta accidental de sosa cáustica. El hombre tardó 54 días en curarse de las lesiones y no tiene secuelas, según el Ministerio Público.

La botella de agua que le sirvieron al cliente del restaurante era de la marca Viladrau y fue envasada el 7 de mayo de 2010 en la planta embotelladora de Nestlé en Arbúcies (Girona). El día del envasado, según la Fiscalía, se produjo una «incidencia y anomalía» en el proceso de lavado, envase y embotellamiento. La incidencia estaba relacionado con la administración de sosa cáustica «por lectura anormal de los conductivímetros que marca el nivel de sosa al lavar los envases» y los cuatro acusados decidieron activar bajo su responsabilidad el «modo manual», con el que se echaba la sosa cáustica pulsando un botón, según la acusación pública. Los operarios, añade el Ministerio Público, recogían manualmente las diversas lecturas con intervalo de una hora.

La acusación pública sostiene que en la empresa no constan protocolos de actuación sobre el modo de proceder en «modo manual», tal como ha ratificado hoy en el juicio el perito judicial.

El Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona analizó el agua de la botella y concluyó que contenía sosa cáustica. Además señaló que las lesiones del comensal herido coinciden con una exposición por vía oral a un producto cáustico que genera una quemadura química por «necrosis licuefactiva».

Riesgo de contaminación

El perito que realizó un informe por encargo del juzgado ha reiterado en el juicio que el hecho de pasar al modo manual en la planta incrementó el riesgo de contaminación del agua durante el proceso de lavado de las botellas. El técnico ha afirmado que el día del envasado se produjo un paro imprevisto de 120 minutos por una avería y no existía un protocolo con las pautas a seguir en el proceso manual.

La avería se produjo en la dosificación automática de la sosa para el lavado. Se produjo una falta de sosa y se administró con el pulsador manual. El perito indicó que la alarma no saltó por el exceso de sosa y dijo desconocer cómo apareció sosa solo en una botella. Señaló que se destruyeron 176 botellas del lote y discrepó del informe de la Agencia de Protección de la Salud que dijo que no se puede concluir que el origen de la sosa fuera el proceso de envasado.