El acusado de asesinar a cuchilladas al dueño de un bar de Valencia alega un “secuestro hipnótico”

La Fiscalía solicita diez años de internamiento al contemplar una eximente incompleta por el trastorno mental que padece el acusado

El hombre acusado de asesinar a cuchilladas al dueño de un bar de València

El hombre acusado de asesinar a cuchilladas al dueño de un bar de València / MIGUEL ANGEL MONTESINOS

Feng Wang, de 47 años y origen chino, se encontraba agachado levantando la persiana del bar que regentaba en la calle Joaquín Ballester de València cuando a las siete de la mañana del 29 de julio de 2022 fue atacado por la espalda por Jorge R. P., un sintecho de 56 años y nacionalidad española, quien le asestó hasta ocho cuchilladas que le causaron la muerte. “Solo quería que me dejara en paz en mi cabeza”, ha alegado el acusado, quien esgrime un “secuestro hipnótico”.

Durante el interrogatorio el procesado ha confesado que acuchilló a la víctima porque en ese momento pensaba que era defensa propia. “Es culpa de la esquizofrenia”, ha insistido el acusado. “Estaba metido en mi cabeza, era el culpable de todos mis problemas, …, me perdía por València por su culpa, me robaba el sueño”, ha explicado.

El acusado está diagnosticado de esquizofrenia paranoide crónica desde el año 2007. Los miembros del jurado popular deberán determinar si en el momento de los hechos era consciente o no de sus actos y el grado de imputabilidad del procesado, de ahí que la clave del juicio esté en los informes psiquiátrico forenses, previstos para el próximo viernes.

Después de asestarle las cuchilladas - no recuerda el número – el acusado sostiene que se asustó mucho y se marchó. Reconoce que se limpió la sangre en una fuente, así como el cuchillo, que escondió entre unos setos. Y la chaqueta la tiró a la basura. Los forenses deberán aclarar si todas estas acciones posteriores al crimen son compatibles con un brote de su enfermedad, o fruto de un intento por ocultar su acto criminal.

Jorge R., que pernoctaba en el viejo cauce del Túria, alega que esa mañana se encontró a la víctima “por casualidad, que yo pasara por allí en aquel momento”, aunque al mismo tiempo admite que la tarde anterior mantuvo una discusión con el dueño del bar. La acusación mantiene que Feng Wang le había llamado la atención por molestar a sus clientes cuando se ponía a pedir junto a su local.

El Ministerio Fiscal considera que este trastorno mental que padece el acusado mermaba levemente las bases biológicas de su imputabilidad, de ahí que contemple una eximente incompleta de alteración psíquica. Así, solicita diez años de prisión por un delito de asesinato y una medida de seguridad de internamiento en un centro adecuado a su enfermedad por un tiempo máximo de diez años, con carácter preferente.

La acusación pide 25 años de prisión

Por su parte, la acusación particular solicita 25 años de prisión al considerar que era plenamente consciente de su acción y apreciar además de la alevosía, que no admite discusión al ser un ataque a traición y sin posibilidad de defensa, la circunstancia de ensañamiento, al esgrimir que aunque la víctima se emcontraba herida de muerte con la primera puñalada, el acusado siguió acuchillándolo incluso estando Feng Wang en el suelo, de rodillas, “con el propósito de causarle un daño inhumano e innecesario”.

La defensa, ejercida por el letrado Lucas Boloix, mantiene que su cliente es totalmente inimputable por el trastorno mental que padece y solicita su libre absolución por una eximente completa. Así, argumenta que en el momento de los hechos su esquizofrenia estaba descontrolada porque no seguía los tratamientos y por el consumo de tóxicos.

La autoría del crimen no se discute, de hecho en la causa figura una grabación en la que se ve el ataque, prueba que será reproducida en el juicio. También se les mostrará al jurado el arma homicida, un cuchillo de 32 centímetros - veinte de filo – que había comprado la tarde anterior en unos grandes almacenes del barrio de Campanar, como adelantó en su día Levante-EMV.

En la sesión de hoy también ha declarado como testigo la viuda de la víctima, quien ha relatado cómo su marido la telefoneó mientras agonizaba. Dicha testigo ha confirmado que el presunto asesino solía estar por allí casi a diario. Tras el asesinato de su marido tuvieron que cerrar el negocio y ha requerido tratamiento psicológico.