Un acusado de proferir insultos homófobos a su vecino en Alicante: «Yo también soy homosexual»

La Fiscalía pide un año de cárcel por un delito de odio y la acusación particular suma otro contra la integridad moral y reclama cuatro. La defensa, la absolución y dice que sólo son «problemas de vecindad»

El acusado momentos antes de que comenzara el juicio en la sección Primera de la Audiencia Provincial.

El acusado momentos antes de que comenzara el juicio en la sección Primera de la Audiencia Provincial. / G.PALOMO

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

Por un delito de odio y otro contra la integridad moral se ha juzgado este martes a un hombre en la Audiencia de Alicante al que uno de sus vecinos ha sentado en el banquillo por segunda vez en los últimos cinco año por proferir insultos homófobos contra él del tipo de «la maricona de arriba ha puesto el aire acondicionado y me está inundando el comedor» o «ya está la puta maricona tirando meados al toldo. Maricón del mierda». Y lo hacía, según precisó el abogado del joven,  «en lugares públicos haciendo partícipes a todos aquellos que se encontrasen cerca de la condición sexual de mi cliente vulnerando su derecho a hacerlo público cuándo y a quien él decida».

Con una condena previa a nueve meses de prisión por hechos similares, que se encuentra recurrida a la Audiencia, el acusado se enfrenta ahora a una petición de un año de cárcel que le reclama la Fiscalía por un delito de odio y a los cuatro años que le pide el acusador particular por un cargo también de odio y otro contra la integridad moral. Como indemnización por daños morales solicita 2.300 euros.

La defensa del acusado, por contra, enmarcó el proceso en «un conflicto vecinal que viene de años atrás», negó que su cliente profiriera esos insultos «porque él también es homosexual», y pidió que, por lo tanto, sea absuelto.

En los mismos términos se expresó el acusado, quien aseguró que nunca había pronunciado esas palabras, relató que incluso le invitaron a la comunión del denunciante porque entonces trabajaba con su padre y en esos momentos había buenas relaciones y que, en realidad, él era la víctima de las molestias que venían del piso de arriba, donde vivía el joven con su familia. «Hasta el punto de tenerme que marchar durante diez años a vivir a una portería de treinta metros con mis padres y acabar tiempo después vendiendo la casa», contó. 

La madre del denunciante, que declaró como testigo, confirmó que en un primer momento las relaciones con el acusado «eran cordiales, de vecinos», pero que después se estropearon concretando al tribunal que «los insultos a mi hijo comenzaron cuando empezó a exteriorizar cómo era, si llevaba un bolso, un tipo de camisa...»

La pareja de la presunta víctima testificó igualmente que «los insultos eran habituales, aunque a mí nunca me decía nada, sólo a él», y agregó que «lo más flojo que le decía era maricón y que si había salido así, que le ataran».

La acusación particular esgrimió un informe forense para exponer los daños psicológicos que esta situación ha provocado a su cliente, quien negó todo que todo se deba a un conflicto vecinal con la misma rotundidad que el acusado aseguró: «Yo soy más homosexual que él porque soy mayor», dijo. Aunque sus antiguos vecinos, familiares todos del denunciante, aseguraron desconocerlo.