El desfile de la entrada cristiana sacó anoche a las calles de Guardamar del Segura a los festeros de los dos bandos ante la atenta mirada de miles de personas. En primer lugar, las cuatro comparsas moras mostraron la elegancia y la majestuosidad de sus filás. Los Moros Tuareg encabezaron la puesta en escena, seguida por la comparsa Moros Nómadas y Moros Abd-al-azies. El broche final de la intervención de los de la media luna lo puso la capitanía de los Moros Negros La Pluma. Las caras pintadas y los trajes de inspiración tribal maravillaron a los espectadores y dotaron de una belleza imponente al conjunto del desfile.

El compás sereno de los ritmos árabes marcó el paso de los comparsistas y cautivó a los espectadores. Los Negros La Pluma añadieron toques especiales a un desfile que, año tras año, engrandece el conjunto de las fiestas en honor al patrón San Jaime.

Por su parte, el bando cristiano imprimió su carácter medieval y guerrero al desfile. Las filás, muchas ataviadas con armaduras y empuñando armas propias de los ejércitos del medievo, pasearon orgullosas y ligeras al son de las marchas.

En este caso, las comparsas encargadas de representar a los cristianos fueron los Labradores, la comparsa El Cid, los Cruzados. La comparsa Mosquetera ostentó la capitanía cristiana con un despliegue de medios que metió al público en la novela más conocida de Alejandro Dumas. Espadachines y plumas contribuyeron a ello.

El desfile, que duró tres horas, comenzó en la avenida País Valenciano para continuar por la calle Mayor y finalizar en el cruce de esta última vía con la calle Norte.