El cierre del Miramar, uno de los locales de restauración emblemáticos de Torrevieja, ha reabierto este mes el debate sobre el presente y el futuro del Puerto y su plan de remodelación que se mueve entre dos aguas y que no deja a nadie indiferente. El alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo es el principal impulsor de un proyecto del que dice "cambiará la postal de Torrevieja". Amparado bajo el paraguas de la Generalitat -es la Conselleria de Infraestructuras la que realiza y licita el proyecto- necesita sin embargo que sea la inversión privada la encargada de aportar los aproximadamente 73 millones de euros necesarios para ponerlo en marcha, a cambio de la explotación de los locales comerciales.

Este proyecto de remodelación del frente litoral del casco urbano de Torrevieja es para el portavoz del grupo popular y concejal de Hacienda Joaquín Albaladejo, un plan "de ensueño". Piensa que "no puede perjudicar a la ciudad, es imposible", y destaca que con éste se soterrará el tráfico rodado en la fachada costera torrevejense a lo largo de tres kilómetros, desde el Monumento al Coralista en el céntrico paseo de Vista Alegre, hasta Punta Margalla, incluída la popular Playa del Cura. Con él, precisa Albaladejo, desparecerá también la valla que separa el mar del casco urbano, y en el amplio recinto del muelle pesquero destinado ahora a uso ferial, "se levantará la nueva imagen de Torrevieja, zona que una vez remodelada se convertirá en polo de atracción y actividad económica".

No comparte esta opinión Angel Sáez, secretario general de la agrupación local del PSOE, quien afirma que el proyecto se centra en "las escasas posibilidades que quedan para poder especular con suelo en el término municipal de Torrevieja". En su opinión "el PP se está dedicando ahora a hacer negocios en el mar".

Valiosos

El dirigente socialista califica de "asombroso e inconcebible" dejar a la iniciativa privada la planificación de los 25.000 metros cuadrados del suelo con más valor de Torrevieja a golpe de modificaciones del PGOU -alrededor de un centenar ya-. También critica Sáez que el alcalde declare con toda normalidad que el proyecto final no se conocerá públicamente hasta su adjudicación, y que sólo haya trascendido que habrá unos 300 locales comerciales y aparcamientos privados. "Como en otros proyectos gestionados por la Alcaldía, éste también es oscuro y presenta muchos e importantes aspectos por concretar".

El sector más afectado por el plan de remodelación es el pesquero, actividad económica minoritaria pero que se ve desplazada ahora de su ubicación histórica tradicional en un lugar de privilegio, en pleno centro de la ciudad. Los pescadores locales se muestran en su mayoría descontentos con un proyecto que, dicen, les relega "a una ratonera con la mitad del espacio que ahora ocupan". "Con lo que quieren hacer aquí pasará como con el puerto de ahí enfrente -en referencia al puerto deportivo Marina Salinas-.Todos los bares que abrieron están cerrados. Tienen más vida en el verano, pero la mayoría no funcionan, y el Ayuntamiento parece querer repetir la experiencia", apunta otro.

Piensan los trabajadores de la mar que los políticos municipales, vecinos y conocidos "de toda la vida", han dejado de ser gente sencilla. "Los que mandan en el Ayuntamiento tienen casi todos las mismas raíces que nosotros. Saben de qué tenemos que vivir y no entendemos esos proyectos ni esos aires de grandeza".

Capricho

Para el resto de grupos de la oposición el proyecto portuario tampoco se sostiene. El portavoz del grupo municipal Los Verdes, José Manuel Dolón, se limita a simplificar sus críticas asegurando que es "un nuevo capricho del alcalde, nada más".

También critica el proyecto el portavoz de Izquierda Unida, José Manuel Martínez Andreu, quien resaltó que éste es el cuarto proyecto para esta zona auspiciado por el alcalde Hernández Mateo, "y que ya tiró a la basura cien millones de las antiguas pesetas en aquel plan que, maquetas incluídas, realizó el estudio del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, y del que nunca más se supo después de su presentación" en 1999. "Una vez acabadas las posibilidades de especular en el término municipal, ahora se traslasa al espejo del agua consintiendo que se venda un bien público a los especuladores. Lo público para el alcalde no existe, para él todo es susceptible de negocio".

El concejal de IU considera que el gobierno del popular "tiene el triste privilegio de llevar sobre sus espaldas el haber hecho desaparecer las señas de identidad de Torrevieja" y concluye, "lo del plan del puerto parece una obsesión del alcalde".

"Puede ser

un arma de doble filo"

Los comerciantes, a través del colectivo que los representa APYMECO, opinan que "este proyecto puede ser un arma de doble filo debido a su explotación privada, en concesión por 30 años, para aquella empresa que gane el concurso de la licitación y se haga cargo de la realización del proyecto que esta cifrado en 73 millones de euros".

La junta directiva añade que el proyecto puede ser "vital o mortal, para la actual configuración de Torrevieja y las empresa ubicadas en la ciudad hasta la fecha, ya que este proyecto también contempla el traslado de la feria de atracciones infantil y los puestos de venta de los "hippies", además del traslado del mercadillo al parque Antonio Soria y alrededores, por lo que la oferta en ocio, actividades lúdicas y esparcimiento familiar para ciudadanos y turistas va a ser casi nula dentro del casco urbano". Desde la junta directiva también se añade que "creemos que esta nueva zona en caso de construirse debería dotar a la ciudad de aquello que carece, oferta en ocio y tiempo libre como pueden ser: Cines, boleras, salones recreativos, acuario, Museo del Mar, ocio nocturno, restaurantes, cafeterías, heladerías, ludotecas,... ya que esta oferta junto con la configuración de ciudad resultante, nos posicionaría como referente en tiempo libre y compras en toda la comarca".