Una nueva imagen de vertidos en el río alarmó ayer a los vecinos de Rojales y volvió a demostrar que el Segura no consigue estar completamente saneado y sigue sufriendo las consecuencias de los vertidos que se producen, de forma puntual, por las más diversas causas. En esta ocasión, el cauce, a su paso por el casco urbano, se llenó de una gruesa capa de sólidos que, ha simple vista, parecían excrementos procedentes de alguna depuradora y que, pese a que no despedían olores molestos, sí llevaron a numerosos vecinos, e incluso a los propios responsables municipales, a mostrar sus quejas por la deplorable imagen que presentaba.

Aunque en esta ocasión no se trataba de un vertido, sí era la consecuencia de los que llegan procedentes de los retornos de riego, que son lo reutilización del aguas hasta por cinco veces y que procedente de la agricultura. Es lo que se conoce como la llamada contaminación difusa, que aumenta los nutrientes en las aguas del río merced a los nitratos y fosfatos que son empleados para el abonado de las tierras agrícolas según, según se explicaba ayer al diario desde la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). Un portavoz añadía que "es un asunto sin resolver, junto a la salinidad, y que se está abordando progresivamente".

Esta presencia anormal en las aguas naturales de nutrientes provoca la proliferación de diversos tipos de algas, como es el caso actual. El fenómeno se conoce como eutrofización y ha hecho saltar las alarmas en el municipio de Rojales, una de las localidades más "castigada" durante décadas por la contaminación del Segura.

Altas temperaturas

Según las mismas fuentes de la CHS, este fenómeno se está produciendo en numerosos puntos de la cuenca del Segura, como en el casco del río a su paso por la ciudad de Murcia, donde ahora está ocurriendo algo similar.

"Las altas temperaturas, junto con el aumento del caudal circulante por el río Segura y que está destinado al riego, hace que las aguas arrastren este tipo de algas que proliferan en las orillas y en suelos húmedos dando lugar a esta situación", según la Confederación Hidrográfica.

Según constató ayer el diario, las algas se han concentrado en la toma de riego de la Comuna, un azarbe que nace en el casco urbano, desde donde se distribuyen las aguas de riego a las huertas de Rojales y Guardamar, y en el azud de Rojales, situado a muy pocos metros.