Su importancia histórica está reconocida a nivel internacional, a pesar de que el yacimiento de la Rábita Califal, un conjunto religioso, un Ribat o monasterio islámico formado por mezquitas, sólo ha sido excavado en una cuarta parte. La ciudad fenicia anexa a él, ni en una décima parte. Para los arqueólogos se trata de un "tesoro" por descubrir e investigar, sobre todo porque ambos yacimientos han permanecido sepultados desde hace siglos bajo las dunas de Guardamar, hecho que, precisamente, le confería que sus conservación fuera asombrosa, según explica el técnico conservador de Patrimonio Cultural de Guardamar, Antonio García Menárguez. Sin embargo, las partes excavadas y al aire libre de estos yacimientos se caen a pedazos, a pesar de que de manera ininterrumpida, desde 2005, los responsables del Ayuntamiento de Guardamar vienen denunciando esta situación porque están declarados Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Zona Arqueológica, por la Generalitat Valenciana.

Ahora, como consecuencia de los temporales y las lluvias registrados durante el invierno y la primavera, los muros de ambos restos históricos han sufrido un nuevo episodio de desmoronamiento en al menos nueve lugares distintos. Un informe redactado por Antonio García Menárguez, de fecha 31 de mayo, recoge sobre la Rábita que la falta de labores básicas de mantenimiento -los únicos trabajos de consolidación y protección elementales tuvieron lugar en 1996, a cargo del Ministerio de Cultura- genera un estado de conservación con bastantes deficiencias que se agrava a menudo en situaciones de adversidad climatológica, como en estos momentos. En el yacimiento fenicio, añade, se observa un proceso similar de deterioro y abandono generalizado que amenaza con el derrumbe general de las estructuras murarias y de la propia muralla "si no se adoptan las medidas oportunas".

El agravamiento de los desperfectos documentados en el informe se debe a las continuas lluvias que "afectan gravemente al estado de conservación de las estructuras". Al respecto, el informe señala que se han producido derrumbes parciales, desmoronamientos y grietas de muros en diversos lugares y que el embalse de agua de lluvia ha ocasionado una considerable zanja en la duna que amenaza con desestabilizar un camino y sepultar de arenas la muralla fenicia.

Informe jurídico

La alcaldesa de Guardamar, Maryléne Albentosa, señala que la conservación de este conjunto es una competencia exclusiva de la Conselleria de Cultura al haberlo declarado como BIC. Por ello dio a conocer que los servicios jurídicos del Ayuntamiento están elaborando un informe jurídico por si la actitud "de dejadez y falta de inversiones" del Consell fuese objeto de un delito relacionado con el patrimonio cultural.

El valor de ambos yacimientos se debe, explica el arqueólogo, a su estado único de conservación al permanecer desde hace siglos protegidos por las arenas de las dunas. La Rábita Califal es un monasterio hispano-musulmán, construida en el siglo X y ocupada hasta el XII. Es el único tan bien conservado en el Mediterráneo occidental. "Se trata de un yacimiento de época andalusí, único y excepcional en todo el mundo islámico occidental", añade.

La ciudad amurallada fenicia, con una cronología que abarca desde el siglo VIII al VI antes de Cristo, "permanece intacta", al contrario de otras ciudades de este pueblo mediterráneo, cuyo origen fue Líbano, donde el territorio que ocupaban y sus elementos constructivos fueron reutilizados para la edificación de nuevas ciudades superpuestas, según Antonio García.

Ante estas importantes muestras arqueológicas y el deterioro de sus elementos excavados, el arqueólogo, además de lamentar que no existen fondos para proseguir con su investigación, ve necesario que se adopten las medidas para evitar el deterioro y destrucción de los yacimientos, tal y como establece la Ley 5/2001, y la urgente redacción y ejecución de un proyecto de consolidación de las estructuras excavadas.