Manuela Sánchez vive desde hace cinco años en una casa ubicada en la subida San Antonio y, desde hace tres, una de sus peores pesadillas. El motivo del mal sueño es la obra de rehabilitación de un casa señorial por la cual se ha derribado el interior de inmueble. El derrumbe ha provocado que la estructura de la casa de la afectada ceda, lo cual ha causado la aparición de numerosas grietas, algunas del grosor de dos dedos.

Por las grietas que cruzan el techo de algunas habitaciones se cuela el agua de la lluvia. "He tenido que tirar algún libro porque ha quedado inservible", comenta. Además, otra abertura recorre el perfil de las escaleras que suben hasta la parte más alta de su casa.

"Una vez me tiraron el espejo del cuarto de baño y tuvieron que venir a recogerlo porque no me podía ni mover", narra la afectada.

Y es que Manuela sufre una grave enfermedad desde hace un año que le ha obligado a someterse a tratamiento.

Aunque ha presentado numerosas quejas al Ayuntamiento, lo único que ha obtenido del consistorio es el nombre del propietario de la casa vecina. Tras un año de obras, la afectada decidió poner la primera queja en el Ayuntamiento y emprender las acciones pertinentes a través de su aseguradora. El consistorio tardó un año en responder a sus reclamaciones.

Así, ha conseguido que se hagan informes periciales sobre el estado de su vivienda que respaldan la tesis de que la rehabilitación del casón han provocado las grietas. Manuela estima que el arreglo de los desperfectos causados en su vivienda costaría unos 36.000 euros.

Asimismo, denunció ante la Policía el exceso de ruido causado por los trabajos, con lo que consiguió para la obra en una ocasión.

La mujer, que vive sola, ha tenido que instalar una antena de televisión nueva, puesto que los obreros que trabajan en la casa de al lado se la rompieron. "Los nervios los tengo hechos polvo", dice al recordar la angustia de los últimos meses.

El proyecto también consiste en la elevación de la altura del edificio en dos metros y medio y en la colocación de una reja de más de tres metros que cierra la terraza de Manuela. "Esto parece un búnker carcelario", opina la afectada, quien asegura que "lo de esta casa no es una obra de rehabilitación, ha sido derribar para luego construir".

Según la afectada, la rehabilitación también ha provocado el desplazamiento de aguas subterráneas. De este modo, la casa de Manuela tiene humedades en el suelo al estar el acuífero justo debajo de su casa.