La ubicación estratégica que presenta la comarca de la Vega Baja para el transporte por carretera y ferrocarril (más aún cuando llegue el tren de Alta Velocidad) no la descubrió ni el Ayuntamiento de San Isidro, ni el de Callosa de Segura, ni el de Catral o el de Granja de Rocamora. Fueron las grandes empresas -el caso más conocido es Mercadona, la más importante probablemente de la Comunidad Valenciana- las que crearon un "embrión espontáneo" -en palabras del catedrático de la Universidad de Alicante, Armando Ortuño- en el polígono La Granadina, situado en el primero de estos municipios. Es fácil pasar por allí y encontrar medio centenar de camiones cargando antes de que salga el sol porque la comarca ofrece una equidistancia por carretera con buena parte de los mercados que se surten desde esta ubicación: Madrid, Valencia, Almería...

Los regidores de estos cuatro pueblos, empeñados en crecer alrededor de este germen, llevaron hace algunos meses un completo análisis técnico a la Conselleria de Infraestructuras, realizado por este profesor, en el que se explica cómo se puede ordenar buena parte de los territorios al socaire de ese embrión, cómo se puede lograr crear puestos de trabajo -hasta dos mil- y cómo se puede generar una economía de futuro para el sur de la provincia y compatible con otras actividades como la agrícola o la bioconstrucción. El término con el que se conoce es ZAL (Zona de Actividad Logística), aunque también "puerto seco" o estación de mercancías.

Nadie sabe por qué el Consell sigue haciendo oídos sordos al proyecto y hace un mes algunos de sus principales responsables en la Conselleria de Infraestructuras seguían negando en Orihuela por otros asuntos hasta dónde se debía ubicar... si alguna vez se autoriza finalmente por la Generalitat Valenciana.

Choque

Algunas fuentes apuntan a que todo se debe a un "choque de trenes" entre los dos pareceres del Partido Popular (PP): Camps y Ripoll. El primero abandera un Plan Estratégico 2010-2020 para la Vega Baja que, con decir que se ha pasado el primer año sin ponerlo en marcha, ya es bastante. El segundo, con la CAM, los ayuntamientos, la Diputación y la Fundación Metrópoli, se está dando de bruces porque mientras la Generalitat no le dé vía libre estará parado pese a que hay dinero para la inversión. Si el Consell no declara una Zona de Actividad Logística en la Vega Baja literalmente nunca existirá, ni para el Ministerio de Fomento ni para el Corredor Mediterráneo. Sin respaldo de quien lo tiene que dar, no habrá futuro.

El informe de la Universidad de Alicante parte de una realidad que no ofrece discusión: El polígono industrial La Granadina ocupa ya una extensión de un millón de metros cuadrados, lo que supone la misma superficie que las dos a las que sí ha dado el plácet el Consell (Villena y Alicante). El documento técnico explora las posibilidades reales que justifican el emplazamiento y el catedrático Armando Ortuño destaca, en primer lugar, que la propia Generalitat ha creado su Red de Plataformas Logísticas "en un intento de mejorar la eficiencia del sistema de transportes ante el escenario de creciente congestión y emisión de gases de efecto invernadero y elevada siniestralidad vial" sin tener en cuenta ninguno en el sur de la provincia. Por la A-7 cruzan la Vega Baja cada día 17.000 vehículos pesados. ¿No es suficiente? La ZAL de la Vega Baja cumple los tres primeros requisitos: elevada accesibilidad en el marco regional (por carretera y ferrocarril), elevado tráfico en el número de pesados como indicador de la importancia de la actividad industrial y distribución de mercancías en su entorno, e impacto ambiental compatible con las propiedades del medio donde se inserta.

En la Comunidad Valenciana, según el alcalde de Callosa de Segura, Javier Pérez, las ZAL van a mover más de tres mil millones de euros al año y quien se quede fuera de este "pastel" perderá la oportunidad de crear riqueza. Grandes empresas, caso de cadenas de supermercados como Lidl, han decidido buscar otras ubicaciones, caso de Murcia, ante la indefinición de la Generalitat por el proyecto para el sur de Alicante. ¿Para qué invertir si después no se constituye una zona logística?, se preguntan.

El conseller de Infraestructuras, Mario Flores, es quien tiene que dar su visto bueno ante el Ministerio de Fomento al proyecto. Algo que tiene que realizar entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2011, fechas que ha dado el Ministerio de Fomento a las distintas comunidades autónomas para dibujar cómo quieren crecer en zonas logísticas. A Flores se le entregó una comparativa entre algunas de las ZAL que ha anunciado ya para la Comunidad Valenciana (ocho de las nueve, a tres por provincia) y la Vega Baja y los datos no pueden ser más esclarecedores. El catedrático se basa en el Anuario Económico de España y en su elaboración propia para concluir que la comarca se sitúa en los primeros lugares en todos los índices de potencial económico: el industrial, el comercial, el turístico y el de actividad económica.