El maestro Don Antonio Cos, ya fallecido, llegó a Torrevieja en septiembre de 1960 a la escuela pública Las Graduadas procedente de un pequeño pueblo natal, Villanueva de la Jarra (Cuenca). En la ciudad salinera, a pesar de los años transcurridos, se sigue recordando la figura de aquel enseñante alto y recio moviéndose por estos lares encima de su "Lambretta", en una época donde imperaba el dicho popular: "Pasas más hambre que un maestro de escuela".

Vino buscando un lugar para poder ofrecer a sus hijos la posibilidad de estudiar. Emigrar en aquellos años era algo normal para mucha gente de las zonas rurales. En Torrevieja la mecanización de la actividad salinera forzó la salida de la empresa de muchos torrevejenses. Eran tiempos duros para la gran mayoría en una población de apenas diez mil habitantes que en su mayor parte integraba a salineros y marineros.

Los barrios de la Punta, del Molino y del Acequión, eran los extremos de aquel pueblo junto al mar, y hasta aquí llegó un 15 de noviembre el resto de la familia Cos: Su esposa, Doña Vicenta, y los cinco hijos de ambos, aunque la prole aumentó pronto con la llegada de la última y única hija que, a la vez, fue la primera "pata negra" de una larga saga integrada en una ciudad y que paradójicamente ha crecido gracias a las sucesivas oleadas de inmigrantes.

Hace cincuenta años las pocas escuelas estaban repletas de chicos y chicas, por separado. Aun así, no era difícil encontrar aulas con más de sesenta alumnos para un solo maestro o maestra. Los pocos estudiantes de Bachiller tenían que hacerlo en una de las dos academias del pueblo. En la del "Sagrado Corazón" impartía clase un pequeño grupo de maestros y otros profesores que se encargaban de preparar a los bachilleres. Para examinarse, acudían en junio hasta Murcia donde se encontraban los institutos más cercanos. Era lo que se denominaba "enseñanza libre".En esa academia impartía clases don Antonio cuando acababa su jornada en Las Graduadas. Y allí estudiaron sus hijos e hijas. Poco después, el patriarca de los Cos se encargó de preparar a futuros maestros. Unos cuantos torrevejenses salieron maestros de aquella improvisada Escuela de Magisterio en que se convertían Las Graduadas cuando acababan las clases de primera enseñanza. Y también allí se hicieron maestros los hijos de Don Antonio.

Generación

Hoy, la tercera generación de la familia continúa la senda del abuelo y actualmente son más de una docena de profesores, la mayor parte de los cuales continúa en las escuelas e institutos de la ciudad. Y ya va creciendo la que será la cuarta generación de maestros, dicen.

La celebración de cincuenta años en la escuela y viviendo en la ciudad que los acogió ha sido un buen motivo para reunirse en torno a la mesa y recordar al que los trajo hasta aquí, el abuelo Antonio. Doña Vicenta Delgado la madre, abuela y bisabuela del casi medio centenar de miembros que componen actualmente la extensa familia Cos presidió la mesa.