¿Se imagina trabajando en lo quería ser cuando tenía 3 años? Pedro José Gómez Cascales no se lo imagina, vive el sueño que tenía desde niño: Pronosticar el tiempo. Posee una estación meteorológica profesional, la única en Orihuela. Está situada en la azotea de su edificio, en la Plaza Severo Ochoa. La estación es importada de Canadá y costó más de mil euros. Por si te lo preguntas, Pedro sólo tiene 20 años. Este joven es el principal "hombre del tiempo" del que dispone Orihuela para interpretar los signos del cielo. Muchos medios de comunicación acuden a él para que les pase el parte meteorológico de la Vega Baja.

Le empezó a interesar el clima a los tres años gracias a sus abuelos. Tanto el paterno como el materno vivían en la huerta y le enseñaron a observar las nubes. Por ejemplo, aprendió que cuando el cielo tiene "cirrocúmulos", lo que llamamos cielo "emborregado", significa que al día siguiente hará calor y viento. O que si amanece rojizo es que soplará el viento y, probablemente, también llueva. Desde entonces le fascina leer el cielo para adelantarse a lo que ocurrirá los próximos minutos o días.

A los nueve años apuntaba las temperaturas (con un termómetro de máximas y mínimas) en una libreta cada día. Es una costumbre que continúa en la actualidad pero no a mano, pues ya no se levanta a una hora fija a comprobar los aparatos. Ahora tiene un programa informático que calcula la temperatura, la humedad, el viento, la presión atmosférica y las precipitaciones.

Su familia le apoya, sobre todo su padre, que también se llama Pedro, quien no pierde oportunidad en aconsejarle que siga formándose en la universidad. Le aconseja que su trabajo lo enseñe a los profesores. Pero Pedro hijo prefiere conseguir el mérito por esfuerzos propios y ha decidido que su meta está en Madrid.

Grado

Cuando termine el Grado de Geografía y Ordenación del Territorio en la Universidad de Murcia hará el master en Madrid y, con suerte, alcanzará su objetivo máximo que es trabajar en la Agencia Estatal de Meteorología de la capital. Si tiene que bajar peldaños, se conforma con un lugar en la Comunidad Valenciana o en Murcia. También le gustaría retransmitir el pronóstico del tiempo en los medios de comunicación. De momento, en la universidad le gusta la asignatura de Climatología y muy poco las de Estadística y Sociología. El chico es de letras, las matemáticas no se le dan bien.

Empezó a escribir crónicas sobre el tiempo en su blog personal pero lo transformó en una web para darle mayor repercusión internacional. En "MeteOrihuela" publica el pronóstico del tiempo y cada mes escribe informes. Es un sitio de referencia para que la población oriolana consulte el tiempo de la ciudad casi en tiempo real y las explicaciones a algún fenómeno extraño.

En enero recibió 54.000 visitas. En "Facebook" ha creado una página con unos 600 seguidores. Y sigue creciendo. Espera conseguir mayor tráfico de usuarios mediante la aparición en más páginas de la red porque la publicidad no le gusta. Colabora con el Ayuntamiento, con Protección Civil pasando el parte meteorológico y con la Agencia Estatal de Meteorología cuando necesita datos de la Vega Baja. Ha ganado varios premios nacionales y europeos. También se ha presentado a concursos fotográficos (las fotografías con las que se presentó fueron hechas en Orihuela).

A Pedro Gómez le gustaría vivir en un sitio donde lloviera constantemente. Le encantan las tormentas, sobre todo, que haya rayos y truenos. El sol le aburre.

Sus amigos y vecinos le admiran y siempre le preguntan la previsión del tiempo: Lo más normal es que le pregunten si necesitan llevarse el paraguas. Pedro admite que pocas veces se ha equivocado, y menos en los partes de los días señalados como Semana Santa o los Moros y Cristianos. Sólo se equivoca algunas veces cuando pronostica lluvia a pocas horas, ya que es difícil de acertar porque el viento cambia. Pedro sabe que la meteorología es una ciencia poco exacta pero, con 20 años, le dedica pasión al camino que ha escogido. No es de extrañar que este chico mire a las nubes y quiera alcanzarlas.