Los callosinos acompañaron a su patrón San Roque desde San Martín y hasta la ermita en un acto de fe y tradición que cuenta siempre con la presencia de algunos vecinos ataviados con el traje de peregrino o que bien acuden descalzos; muchas veces, cumpliendo una promesa. La imagen es singular en medio de la procesión, como uno más pero, al mismo tiempo, muy especial.