Pedro Mancebo, concejal de Turismo de Orihuela, volvió ayer a la carga contra Pepa Ferrando, quien fuera edil del ramo hasta junio. Se sacan mutuamente facturas, se acusan de saltarse la Ley de Contratos, se tachan de favorecer a familiares y empresas "amigas". La tónica viene siendo la misma cada día, un día en la sala de prensa del equipo de gobierno, al siguiente en el despacho de la oposición, y de nuevo a la sala de prensa, y es que ambos se han enredado en un ir y venir de acusaciones que parece no tener fin. No es que las cosas de las que se acusan carezcan de importancia, al contrario, pero cada día sorprende más que aún tengan cartuchos guardados contra el otro, cada uno más escandaloso.

Ayer le tocó a Mancebo responderle a Ferrando, quien le acusó de pagar dos veces a dos empresas distintas por la misma paella gigante cocinada durante las fiestas de agosto en Orihuela Costa, o de fraccionar en dos contratos el buzoneo de publicidad del evento, o de camuflar como degustación de vinos denominación de origen de Alicante una simple cata de 24 botellas compradas por 76 euros dos horas antes en un supermercado. El edil de Turismo ya ha tachado a la popular de "sinvergüenza" y ayer dijo "sorprenderse de la reincidencia en la estupidez". Llegó al punto de recomendarle unas "gafas para la miopía" y lecturas constructivas como "Peca en la playa", un cuento infantil que se había traído de casa a la rueda de prensa.

Dijo que si él se gastó 2.000 euros en fuegos artificiales fue después de regatear un presupuesto de 2.900, lo mismo que para alquilar las carpas (se ahorraron mil euros) o la megafonía para cinco actuaciones, que se quedó en 3.900 pese a que inicialmente valía 4.300. Vamos, que "eso es pensar en los intereses de los ciudadanos", dijo.

Repasó una a una todas las críticas de Ferrando, y dijo por ejemplo que sí, que compró el vino en el supermercado, pero porque el Consejo Regulador de la Denominación de Origen no pudo suministrar a última hora las botellas pactadas. Y dijo que no, que la paella no se pagó dos veces, que una cosa son los ingredientes y otra la elaboración. Y dijo que sí, que alquiló una vajilla de 600 euros, pero "los platos iban llenos de comida, era un catering para 150 personas". No como ella -y ahí arrancó el contraataque con la retahíla de facturas sonrojantes que se detallan junto a estas líneas- que "el 18 de enero de 2009, en Fitur, carga al erario público una comilona de 619 euros para 12 personas y el 19 nueve "menús especiales" por 511 euros. Salen desde luego a mucho más que los 4 euros por persona del catering". No parece el fin del enfrentamiento.