Un grupo de profesores de ciencias de Orihuela y de la Vega Baja de esos que se dicen con vocación gestó un museo en el que los niños y jóvenes pudieran jugar con la biología, la química, la física, la astronomía, las matemáticas... Un museo en el que haciendo experimentos naciera la vocación científica. Y es que "llevábamos años viendo que las vocaciones científicas iban disminuyendo en las aulas, con dos grupos de Bachillerato de Humanidades por cada uno de Ciencias en nuestros institutos, al revés de como había sido hace quince años", explica Jesús Carnicer, presidente de la Asociación de Profesores de Ciencias Hypatia de Alejandría.

Ese proyecto, el Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias de la Vega Baja (Mudic), cumplirá próximamente tres años en el campus de Desamparados de la Universidad Miguel Hernández: Las visitas de colegios comenzaron en febrero de 2009 y lo inauguró el propio Nobel de Física de 2006 George F. Smoot. El año pasado, durante el curso 2010-2011 (de noviembre a mayo, pues septiembre y junio no suele abrir), pasaron por sus salas 4.568 alumnos de casi cien centros educativos, sin contar los cuatro sábados de puertas abiertas que se celebran cada año, un master de profesorado y una visita de aspirantes de la Olimpiada Matemática autonómica. Este curso solo en el primer trimestre casi se van a alcanzar las 2.000 visitas y para lo que queda de año no queda una sola mañana libre para quienes quieran apuntarse. Todos los colegios e institutos de Orihuela y la Costa (excepto dos que ya tienen cita) han acudido al museo, pero el éxito del Mudic no se ha quedado en el ámbito local y ha recibido a grupos de toda la comarca, de la provincia de Alicante (casi todos los centros de Elche e incluso alguno de educación especial, por ejemplo, han visitado el museo), así como de Murcia.

Explicación

Una de las grandes ventajas del museo es que los módulos o experimentos se pueden adaptar a cualquier edad (la explicación científica puede ser tan profunda como consideren oportuno los monitores). Inicialmente el conjunto se ideó para alumnos de últimos cursos de Primaria, de Secundaria y de Bachillerato. Sin embargo, el grupo más pequeño ha sido de niños de cuatro años.

Al alcance de las manos y de la curiosidad de los visitantes hay 33 módulos diseñados específicamente por profesores de Hypatia para el museo distribuidos en dos salas (llamadas Charles Darwin y María Skolodowska). Los más exitosos van desde la Cama del Fakir hasta el Scalextric que funciona pedaleando en una bicicleta, sin olvidar nunca la silla de pesar astronautas, donde los jóvenes descubren cómo controlar la pérdida de masa muscular si se está en ingravidez y no es posible pisar sobre una balanza.

A los módulos se suman los talleres que se realizan en el aula Albert Einstein, donde un monitor sorprende a los visitantes con divertidas experiencias científicas muy participativas. El Mudic -de entrada totalmente gratuita- comenzó ofertando cuatro talleres, ahora son nueve y en enero se ampliarán a 12. Estas experiencias de laboratorio hacen que los mismos niños puedan visitar varias veces el museo y seguir encontrando sorpresas. Y lo suelen hacer con materiales muy cotidianos (latas, cuerdas, pajitas...), con la intención de que la ciencia no sea algo distante e incomprensible.

"No se trata de hacer experimentos solo al estilo de "El Hormiguero", sino de que se lo pasen bien con la ciencia y se convierta en algo cotidiano, pero con una explicación rigurosa", explica Carnicer. "Lo bueno de este museo -valora- es que nace desde abajo, son los propios profesores que están día a día en las aulas los que dicen qué es relevante mostrar y cómo hacerlo interesante".

Una ayuda municipal de 38.000 euros

El Mudic funciona en instalaciones de la UMH, con los módulos construidos por los profesores y con una ayuda anual de 38.000 euros que concede el Ayuntamiento. La intención es ahora convertirlo en una fundación con estos tres patronos para dale más estabilidad, para que entre en el circuito de museos oficiales y se puedan buscar nuevas fuentes de financiación externas, explican desde la Asociación Hypatia. En cualquier caso el objetivo sigue siendo el mismo: Poner en boca de los más jóvenes todos los "por qué" posibles. "¿Por que se desvía la brújula?" "¿Por qué me siendo sobre pinchos, y no me pincho?". E. G. B.