Orihuela está asediada por las plagas de insectos y de especies exóticas invasoras. Incluso por plagas que afectan a otras plagas, como en el caso de la cochinilla que seca las paleras y chumberas y que después se convierte en unos molestos mosquitos que tienen de los nervios a los vecinos de barrios cercanos a la sierra. El Ayuntamiento se encuentra en algunos casos con problemas similares a los que tiene que hacer frente cualquier otro municipio, caso de las ratas, los mosquitos o las cucarachas; y en otros casos con situaciones específicas y localizadas, como en lo referente a las paleras, la procesionaria de los pinos o el cactus de Arizona y, cómo no, al picudo rojo de las palmeras. El área de Medio Ambiente que dirige Manuel Culiáñez (Los Verdes) está tratando de reorganizar todos los contratos de lucha contra plagas, y a lo largo de 2011 ha dedicado 192.000 euros a estos conceptos, a los que hay que sumar los fondos que se han gestionado desde Sanidad (las ratas y las cucarachas son competencia de ese área, a cargo del edil socialista Luis Galiano).

En el caso de la procesionaria, el Ayuntamiento mantiene un contrato menor para la fumigación de las zonas ajardinadas y en las que pasean los ciudadanos, aunque el concejal señaló que se ha detectado que no hay perjuicio para los pinos si se deja que la procesionaria siga su ciclo natural sin tratar. Así se está actuando en la falda de la Sierra de Orihuela, donde la competencia es de Conselleria y no del Ayuntamiento. Precisamente la presencia de la procesionaria es evidente desde la carretera Nacional 340. El problema más grave para la salud de los vecinos serían las alergias o las afecciones cutáneas al contacto con la oruga.

Del mismo modo que hay zonas del término municipal en las que el Ayuntamiento no puede actuar, se da una situación similar en el caso de la cochinilla, que también se concentra en zonas de gestión de la administración autonómica. Principalmente son los vecinos de San Antón los que más han venido quejándose de que estas larvas blancas que eclosionan con el calor y tienen completamente sitiadas a las paleras y chumberas (que ellos recuerdan sanas y produciendo higos hasta hace apenas un lustro). A las molestias de la aparición de mosquitos (que dejan unas manchas rojas y se cuelan por entre las mosquiteras) se suma que las paleras o los ágaves se han secado. Aunque el Ayuntamiento ha aplicado algunas fumigaciones este año y arrancó los ejemplares más secos en verano, el concejal asegura que poco más pueden hacer porque las plantas afectadas no son autóctonas, por lo que no están en los catálogos de especies protegidas ni hay protocolos para tratarlas.

Palmeral

El picudo rojo es sin duda el gran desafío al que quiere hacer frente el área de Culiáñez, por afectar al Palmeral Histórico protegido como Bien de Interés Cultural y de enorme valor ambiental (junto al de Elche, único en Europa). Hasta el cambio de gobierno en julio, el contrato que se mantenía para el cuidado y protección de las palmeras con tratamientos fitosanitarios se limitaba a la zona del Palmeral que es de propiedad municipal (la que se sitúa entre la Avenida Doctor García Rogel y San Antón). Culiáñez amplió el tratamiento también a los huertos de palmeras situados al otro lado de la carretera, en parcelas particulares, que al estar también protegidos obligan a la administración a actuar. Con ello, e n total en 2011 se gastaron algo más de 36.000 euros en fumigaciones y otros 13.600 en talar los árboles afectados.