Se esperaba con expectación "el Encuentro en la Vía Dolorosa" y a nadie dejó indiferente. La procesión que convierte la fe en espectáculo de tesón, esfuerzo y pundonor costalero. La que tiñe de verde y blanco esperanza el centro de Torrevieja. Se escenifica uno de los Sagrados Encuentros: la Madre de la Esperanza y el Cristo de la Caída. Y como cada año, cuando la gente que espera en la calle con paciencia, ve enfilar el palio a la andaluza de la Virgen torrevejense, se prepara para lo más grande. Se prepara para la emoción.

Y emoción sobró en esta procesión corta en pasos y cofradías. Sólo Cristo y la Esperanza junto a la indispensable Convocatoria. Pero larga en un recorrido que por única vez en esta Semana Santa centralizada en el templo parroquial de la Inmaculada, bifurca el protagonismo uniéndola a la plaza de Oriente y a su templo del Sagrado Corazón en la doble salida procesional. El Palio, de la Inmaculada. El Cristo vencido por el madero del Sagrado Corazón.

Entre los comentarios del numeroso público que aguardaba en la intersección de las calles de María Parodi y Ramón Gallud, la agilidad de la procesión del día anterior, el martes, dinámica y sin cortes apreciables. Los justos para mantener el orden entre cofradías. Espacio y tiempo son claves en cualquier desfile procesional y en la noche de la Dolorosa se logró. Ya esa tarde estuvieron muchos miembros de la Junta Mayor pendientes de las previsiones meteorológicas, y ayer miércoles la preocupación se hizo más evidente. Cuentan con las estimaciones y los modelos de los integrantes del Proyecto Mastral, convertidos en voz autorizada antes de cada procesión, pero el rosario de chubascos que mostraba el radar de la Agencia Estatal de Meteorología dejaban la lluvia al azar.

Salvas

Sin caramelos transcurrió la primera parte del desfile, previa al Encuentro. Hubo también quienes echaron a faltar la marcha de una Centuria Romana, elemento representativo imprescindible en cualquier desfile pasional menos en estos de Torrevieja.

Tras el cruce de imágenes, los sones del Himno Nacional desataron finalmente las salvas de aplausos entre el baile de varales y terciopelos y el ensayado trabajo de costaleros. La procesión continuó entonces con capirotes generosos en caramelos después de tanta contención formal y los espectadores fueron abandonando las calles del itinerario antes de que se retirara la Virgen de la Esperanza.

La Sagrada Cena

Los responsables de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Última y Sagrada Cena han convocado una reunión para tratar de sumar los 75 costaleros que son necesarios para portar el trono de 1.500 kilos. El Lunes Santo salieron con 50 y tuvieron que trasladarlo, en parte del recorrido con ruedas. Algo que harán mañana en caso de no conseguir efectivos suficientes.