Con toda la fuerza del elefante africano. La comparsa embajadora del bando de la Media Luna, Negros Egipcios, brilló anoche en el fastuoso desfile que caracteriza la Entrada Mora en Orihuela.

Las diez agrupaciones festeras que lucen el símbolo de la Media Luna avanzaron desde Aragón hasta Alfonso XIII ofreciendo una majestuosa puesta en escena, que consiguió arrancar los aplausos de un público que se entregó al espectáculo.

La figura que ha encarnado durante los festejos de este año la máxima representación del escuadrón moro, la del embajador Fernando Lacárcel, avanzó sobre una espectacular carroza en la que estuvo acompañado por su mujer y escoltado por las filás de las que ambos forman parte. A juzgar por las expresiones de emoción y felicidad que ambos lucieron durante buena parte del recorrido, la de ayer fue probablemente la velada más especial de su vida como festeros. Más si cabe si se tiene que cuenta que el protagonista del desfile desconocía gran parte de los detalles del espectáculo, que habían preparado los integrantes de su comparsa para escenificar la embajada mora, unas sorpresas que fue descubriendo durante el desfile.

Junto a ellos, avanzaron decenas de compañeros de comparsa ataviados con trajes inspirados en tribus africanas, en los que no faltaron las pieles, llamativos cascos rematados con plumajes y maquillajes que llegaban a cubrir la totalidad del rostro de los participantes.

Los colores negro, rojo y blanco tiñeron buena parte del atuendo de los Negros Egipcios, que avanzaron en su recorrido a ritmo de las marchas que los caracterizan, y acompañados por boatos de danza que animaron la marcha con estupendas coreografías.

Bajo la imagen del elefante africano, símbolo por antonomasia de esta agrupación, los embajadores exhibieron un poderoso espectáculo artístico, que recibió incontables ovaciones de un público que quedó boquiabierto. Se trata de una de las comparsas más antiguas del municipio, fundada en 1976, e integrada entonces en la ya desaparecida Agrupación Cruzados del Pilar.

Con el paso de los embajadores moros, llegó el turno de las escuadras de los Moros J'Alhamed, quienes un año más ofrecieron un espectáculo cargado de la solemnidad que los caracteriza. A ellos, le siguieron los Moros Abdelazíes, a ritmo de la inconfundible marcha mora titulada sentimiento Abdelazí, que simboliza el orgullo de sus integrantes por pertenecer a esta comparsa.

Los siguientes en desfilar fueron los Moros Realistas, Beduinos, Almorávides, Moros Viejos de Abén-Mohor, Moros Nazaríes de Abe-Humeya, Moros Musulmanes Escorpiones y, por último, los Moros Almohábenos.

En total, una decena de comparsas integradas por centenares de festeros, que escoltaban a una de las principales figuras de las Fiestas de la Reconquista: la Armengola.

Una figura histórica

Encarnada este año en la oriolana Mariola Navarro Caselles, la Armengola es el cargo más representativo y honorífico de los Moros y Cristianos de Orihuela. Recuerda a la figura de una de las leyendas más enigmáticas de la ciudad, la de aquella mujer que salvó a los cristianos del cuchillo del bando moro.

Acompañada por las autoridades de la fiesta, por el boato de la Asociación de Moros y Cristianos de Orihuela, y portando consigo el bastón de mando de la ciudad, Navarro abrió el desfile que puso la guinda a varios días de celebraciones.

Acabado el desfile, que se extendió durante las más de tres horas que el bando moro tardó en efectuar el recorrido por las principales calles del municipio, la fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada en cada uno de los cuarteles y kábilas festeras distribuidos por media ciudad.

La de ayer fue la última gran velada de esta edición de las Fiestas de la Reconquista, declaradas de Interés Turístico Autonómico al estar reconocidas como un importante acontecimiento cultural de la Comunidad Valenciana. Fue una noche en la que se podían escuchar las conversaciones de algunos festeros que tienen la vista puesta ya en el próximo año, y que continuarán trabajando para encontrar fórmulas que permitan engrandecer, más si cabe, los festejos.