El llamativo color blanco de las flores del nardo marítimo o azucena de mar ha vuelto a sorprender a bañistas y paseantes durante estos días de septiembre en los rincones litorales mejor conservados de Torrevieja y Guardamar, en torno a los sistemas dunares. No es fácil que esta especie, protegida en algunas zonas del país, se reproduzca en dunas fijas como las de Cala Ferrís, algo que ha ocurrido este año, porque aparece en época de floración de forma caprichosa al margen de si se han registrado más o menos precipitaciones. Al exotismo de la coloración y escasez el Pancratium maritimum -ese es el nombre científico- suma el hecho de que su ingesta es altamente tóxica.