El alcalde de Orihuela, Monserrate Guillén (Los Verdes), volvió ayer a justificar y a defender la destitución de la asesora de Nuevas Tecnologías, Inmaculada Ortega, y lo hizo en el pleno y contestando a una moción del Partido Popular (PP) en la que, precisamente, se reprobaba esta medida y el hecho de que se le notificara a la afectada vía SMS (mensaje a su teléfono móvil) el mismo día que estaba en la sala de dilatación, esperando ser madre tras un embarazo de alto riesgo que la había tenido varios meses antes de baja. El tema ha llegado a pleno porque, tal y como ha publicado este periódico, la destitución se justificó por el hecho de haber sido madre y el que no pudiera trabajar al menos cuatro meses más (durante la lactancia), no por la pérdida de confianza que hubiera sido motivo más que suficiente.

El alcalde obvió ayer en su alegato dar explicaciones sobre hecho, suscrito en un informe al que tuvo acceso INFORMACIÓN y firmado por la edil Martina Scheurer. Guillén, sólo ante las críticas de la oposición, se enrocó en un desatino tras otro para justificarse él y los suyos. Así llegó a asegurar que la asesora "se ha cogido a un clavo ardiendo" y afirmó que cuando la fichó: "Vino a dedo, por confianza, por amistad y por interés político para que (llegado el caso) pudiera dejar su cargo encima de la mesa porque esto tiene que ser así y quien quiera entenderlo, que lo entienda". La declaración chirría después de que hace años y medio Guillén defendiera que la contratación de asesores tendría como único objetivo disponer de los mejores profesionales para Orihuela.

El asunto de la asesora ocupaba ayer el punto 12 de 14 en el orden del día de una sesión que comenzó a las 10 de la mañana y acabó pasadas las cuatro de la tarde. Guillén trató previamente que este asunto se abordara a puerta cerrada; es decir, sin público, sin periodistas y sin cámaras, algo en lo que contaba con el respaldo de sus socios de gobierno (PSOE y CLr-Claro), pero que no prosperó porque el PP impuso su mayoría (más el respaldo de Houliston y de Mayoral) y, obviamente, se puso luz y taquígrafos a un tema espinoso.

Lodazal

Lejos de que le importunaran las críticas de los populares, que defendieron esa moción a través de la concejala Pepa Ferrando, quien aseguró que no es el único caso de irregularidades que existen en el "tripartito", Guillén se fue metiendo lentamente en un lodazal para defenderse y al que arrastró a su grupo municipal y a la ejecutiva de su partido que, afirmó, le respaldan en la decisión. Negó que la hubiera echado por ser mujer, recordó que se trata de una asesora y que la relación se acaba cuando no existe confianza y añadió que no tiene contrato ni se le puede comparar con un trabajador normal.

Pero en ningún momento ni justificó ni explicó el motivo primigenio que encierra el informe de Scheurer: iba a ser madre. Admitió que le enviaron un SMS para despedirla, aunque aseguró que después de advertírselo antes y en varias ocasiones, dijo que le pidieron que dejase su cargo de forma voluntaria y no lo hizo y añadió que no había realizado trabajos encargados por Scheurer a través de correo electrónico (omitió que se los enviaron estando de baja),... una defensa, en definitiva, en la que sólo flaqueó en una ocasión: "Se podía haber hecho de otra manera. Si lo hubiéramos hecho antes no hubiera ocurrido esto, con toda seguridad". Y poco más.

Sus socios de gobierno en la votación que siguió se abstuvieron de respaldarlo y por primera vez en lo que va de legislatura Guillén no sólo la perdió, sino que se quedó sólo en su defensa. Pedro Mancebo (CLr-Claro) afirmó que "podemos considerar más o menos torpes las motivaciones, pero no vamos a exigir que adopten medidas para garantizar los derechos". Antonia Moreno (PSOE) dijo que "nos vamos a abstener porque, efectivamente, se han hecho las cosas con torpeza".

Ahora bien, nadie sabe lo que hubiera pasado para el caso de que se hubiera tratado el asunto a puerta cerrada porque, según la socialista, "vamos a callar la verdad, a pesar de todo". Dando a entender que sin periodistas ni públicos se habría dicho cosas distintas y, probablemente, hubieran votado de otro modo.

El PP tenía este asunto tan de cara que, sencillamente, se apoyó en las informaciones publicadas en este diario no sólo para atacar a Guillén y a Scheurer, sino también al concejal de Igualdad, Emilio Zaplana, por sus declaraciones al diario. Lorente aseguró que este asunto ha llegado a cada grupo parlamentario del Congreso, por lo que habrá a corto plazo reacciones, mientras que Asun Mayoral le dijo a Guillén: "justifica su actuación con mentira. Es indigno de este municipio y despreciable echar a un trabajador diciendo que se hace porque es madre".