La Cofradía de Pescadores de Torrevieja explicó ayer a INFORMACIÓN que el desagradable e intenso olor que durante el último fin de semana invadió buena parte de las calles del centro Torrevieja tuvo su origen en las tareas de desenmalle de las redes llevadas a cabo el pasado viernes tanto en el muelle pesquero como en el contradique de Poniente o muelle de la Sal. Las mismas fuentes descartaron que la causa fuera el pescado arrojado a la bahía al no tener la talla mínima, una práctica habitual embarcaciones -necesaria y legal- y que se efectúa fuera de las aguas del puerto.

Desde la Cofradía se apunta que el hedor es consecuencia del boquerón pequeño que queda atrapado entre las mallas y que debe ser retirado de ellas, ya en tierra, para evitar el deterioro de las redes. Estas tareas de desenmalle y limpieza también se han venido desarrollando estos días en el dique de Poniente, al sur del casco urbano, ante la falta de espacio en el muelle pesquero. Las redes se sacuden con fuerza para desprender el pescado que todavía permanece en ellas, faena que a veces se completa con agua a presión para conseguir mayor limpieza, y por lo general este pescado se tira a los contenedores del muelle.

Pesqueros locales y forasteros han sido informados para que no realicen trabajos de desenmalle y limpieza en el muelle de la Sal por no estar operativas las instalaciones pesqueras de esta zona.

La gran cantidad de embarcaciones presentes estos días en la bahía torrevejense ha acentuado el problema eliminación de los últimos descartes, ya que de una cifra que apenas supera los diez barcos de cerco se ha pasado a la treintena. En un principio se pensó que los contenedores eran el origen del problema si no habían sido vaciados, pero una revisión de la Policía Local demostró que su estado era óptimo. El olor procedía de las redes y se trasladó al casco urbano por el viento de del suroeste reinante estos últimos días.

Por lo general los pesqueros tras los trabajos de desenmalle vuelven a faenar al día siguiente y las redes se terminan de limpiar al ser sumergidas en el mar. Pero el viernes, sábado y domingo permanecieron los barcos amarrados, tiempo para que el fuerte olor a pescado se extendiera por las calles del centro de la ciudad según apuntaron las mismas fuentes de la Cofradía de Pescadores.

Treinta barcos

Desde la semana pasada un gran número de barcos de cerco procedentes de distintos puertos del mediterráneo español desde Almería a las costas catalanas, han tomado como base las instalaciones del muelle pesquero local aprovechando los bancos de boquerón localizados frente a la costa torrevejense. Aunque en esta época del año el boquerón apenas supera ligeramente la talla mínima de 9 cm para ser capturado. Es frecuente que en los artes, sobre todo cuando las capturas son tan numerosas como en estos días, queden partidas que no alcanzan este tamaño mínimo. Eso fue lo ocurrido el pasado viernes cuando todos los pesqueros se vieron obligados a devolver al mar, fuera de la dársena portuaria, dieciocho mil kilos de descartes de boquerones. La tolerancia a la venta de este pescado es cero y en una caja de doce kilos de pescado no puede haber ningún pez de menor tamaño del permitido. Los que se venden en lonja, aunque pequeños, son aptos para la comercialización y en un kilo entran ciento cuarenta ejemplares.