Once de la mañana de ayer viernes. Decenas de personas se concentraban frente al Ayuntamiento de Orihuela. Muchos de ellos eran periodistas y gráficos llegados desde toda la provincia para dar cobertura al segundo intento del grupo popular de arrebatar la Alcaldía a Monserrate Guillén (Los Verdes) con una moción de censura. Otros eran vecinos que querían ser testigos de cómo se escribía un capítulo más en la historia de la política local. Todos se preguntaban dónde estaba Bob Houliston, el edil encargado de presidir la Mesa de Edad. En su mano estaba que Pepa Ferrando (PP) se convirtiera o no en la nueva alcaldesa. Pero el inglés ya estaba en el Consistorio desde antes de las nueve de la mañana. Había llegado en coche oficial y de igual forma abandonaría el edificio horas después, tras frustrar el intento de los populares de recuperar el poder. Se fue flanqueado por los mismos policías que desde hace varios días vigilaban su vivienda. Mientras tanto, en el interior del Palacio del Marqués de Arneva unos vitoreaban al regidor y otros lo acusaban de haber perpetrado un «golpe de estado».

Fue un par de minutos antes de las doce del mediodía cuando los ediles del PSOE y Los Verdes accedieron al salón de plenos, seguidos por los de CLr, los del PP y por el protagonista del día, Houliston. A esa hora, el vestíbulo del Ayuntamiento, donde se instaló una pantalla de televisión, estaba a rebosar. Era la única forma de seguir el pleno en directo porque al salón plenario sólo se podía acceder con las invitaciones que se repartieron en exclusiva para los allegados de los partidos políticos. Fueron muchos los vecinos que intentaron entrar, pero el férreo dispositivo policial desplegado lo impidió. No hubo incidentes.

Trece minutos después de que comenzara el pleno se escucharon vítores y aplausos. Houliston había levantado la sesión tras declarar que la moción de censura no cumplía los requisitos legales. Mónica Lorente, que no la líder del PP, Pepa Ferrando, pidió entonces la palabra al británico, pero éste abandonó la sala por la puerta de atrás. Dio la espalda a los populares, que habían mantenido un pacto de colaboración con él durante 18 meses y lo acabaron traicionando. El edil hizo lo propio con sus excompañeros de CLr, que lo expulsaron del grupo municipal condenándolo al ostracismo. Poco después el público concentrado en el vestíbulo, en su mayoría simpatizantes del PSOE y Los Verdes, recibieron como a una auténtica estrella de cine a un regidor que bajó la escalera principal con aires de triunfo. Los mismos abuchearon ruidosamente a López-Bas y Mancebo. Este último, sorprendentemente, no articuló palabra en toda la jornada.

Al igual que no habló Antonia Moreno, líder del PSOE hasta hace pocos días, quien no acudió por estar de vacaciones. Los cargos regionales y provinciales que iban a repaldar a sus compañeros ayer no aparecieron. Sólo hicieron acto de presencia Miguel Ortiz y Adrián Ballester. La fiesta, para unos, siguió en el bar en el que corrió el vino y la cerveza. Para otros, seguirá en los despachos de abogados donde se cocina ya una intensa batalla judicial.