En 1984 un emigrante asturiano residente en Venezuela encargó a un establecimiento de Oviedo una talla de la Virgen de Covadonga elaborada con madera de cerezo. Aquel asturiano melancólico de su tierra pagó el 50% del coste de la figura, pero nunca pudo llegar a recogerla. La talla quedó en la tienda cinco años esperando dueño, siendo adquirida -previo pago del 50% restante que quedaba pendiente- por la Casa de Asturias de Benidorm. Allí se buscó un sitio en alguna de las iglesias, pero no lograron que la admitieran. Fue entonces cuando se creó la Cofradía Virgen de Covadonga, y tras ella, se consiguió entronar la imagen en la iglesia de la Almudena, para que fuera honrada cada primer domingo de mes. r. lópez