El acto cogió a Larrosa por sorpresa. Al margen de un discurso que ya traía preparado de casa, y a pesar de ser el gran protagonista de la jornada, apenas compareció ante los medios y dejó las cuestiones que se le plantearon en manos de sus técnicos, que salieron a echarle un capote para que saliera al paso al sentirse abrumado por los periodistas.

Tan solo se limitó a asegurar que acoge el reto con «mucha ilusión y las ganas de hacer todo que esté en mi mano por mejorar las condiciones de los regantes». Condiciones que conoce de primera mano debido a que, aunque se negó a dar más detalles, es agricultor desde hace más de 30 años y explota una parcela heredada de su familia, de una extensa tradición agrícola. «Soy nuevo en todo esto, aún no sé cómo funciona y prefiero no hablar mucho por no meter la pata», se justificó.

Quien sí aprovechó para recoger el guante lanzado tanto por el anterior juez de Aguas, Jesús Abadía, como por el nuevo fue José Albero Comos, director general del Agua de la Generalitat, quien prometió mejoras de las infraestructuras de regadío de la Vega Baja antes de que acabe la legislatura aunque sin dar plazos o detalles de en qué consistirá. Comos vino al acto en representación del conseller Císcar. i. j. iniesta